El telescopio espacial James Webb, lanzado en 2021 y aclamado como el más avanzado de la historia, enfrenta un desafío inesperado en su misión: sus chips, de tecnología obsoleta de hace 30 años. La NASA ha reconocido que los procesadores espaciales, como el RAD750, utilizados en el James Webb, están significativamente rezagados en términos de tecnología. Con un tamaño de proceso de fabricación de 250 nanómetros y una frecuencia de reloj de apenas 118 MHz, estos chips palidecen en comparación con los de un smartphone común.
Mientras tanto, un estudio realizado por la Academia China de Tecnología Espacial (CAST) revela que China ha demostrado su capacidad para producir y probar chips de alto rendimiento en el espacio. Estos chips, ejecutados en el sistema operativo SpaceOS de fabricación china, han sido utilizados con éxito en la estación espacial Tiangong y otras misiones.
El estudio, publicado en la revista Spacecraft Environment Engineering, detalla cómo los chips chinos han resistido las severas condiciones del espacio, exhibiendo un rendimiento notable. El equipo de investigación, liderado por Liu Hongjin, espera que más compañías chinas se unan al desafío de desarrollar tecnología espacial innovadora.
Los chips chinos, compatibles con varios programas de software, permiten la transferencia de datos entre la Tierra y la estación Tiangong, además de facilitar análisis adicionales al regresar a nuestro planeta con los astronautas. Sin embargo, el equipo de investigación no ha revelado los nombres de los fabricantes ni los detalles técnicos específicos de los chips.
La estación espacial Tiangong otorga a China una ventaja significativa al permitir pruebas de chips confidenciales sin la necesidad de compartir información con otras naciones. A diferencia de la Estación Espacial Internacional (ISS), que impone reglas estrictas sobre experimentos y cargas útiles, la Tiangong ofrece a China mayor libertad y privacidad. Esto puede tener implicaciones tanto técnicas como de seguridad nacional.
Por su parte, la NASA ha contratado a dos empresas privadas para desarrollar un nuevo chip utilizando la tecnología RISC-V de código abierto. Este chip, previsto para su uso en proyectos futuros como misiones tripuladas a la Luna y Marte, promete superar ampliamente las capacidades de los actuales procesadores.
Sin embargo, China enfrenta la competencia de SpaceX, que utiliza chips económicos en sus satélites Starlink para ofrecer internet de alta velocidad desde el espacio. Estos chips, aunque tienen una vida útil limitada, representan una alternativa viable en términos de costos y rendimiento.
En resumen, China y Estados Unidos están inmersos en una guerra comercial en el espacio, donde la superioridad en tecnología de chips espaciales juega un papel crucial. Mientras China apuesta por chips de bajo costo y alta calidad, Estados Unidos busca innovar con tecnologías más avanzadas y competitivas, marcando así el comienzo de una nueva carrera espacial en el ámbito de los semiconductores.
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