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La inteligencia artificial ya está cambiando empleos

Columna Horas Extras

Por Daniel Lee


La inteligencia artificial (IA) dejó de ser una idea o concepto futurista o hasta de ficción. Existe, es tangible y aunque su aplicación no está generalizada al mundo real, lo cierto es que también causa revuelo y preocupa ya, sobre todo, en el mundo laboral.

Para poner en perspectiva, alrededor de 1.8 millones de puestos de trabajo desaparecieron en 2020, pero ese mismo año se estarían creando otros trabajos a un ritmo más rápido, de acuerdo a un estudio realizado por la consultora Gartner.

Svetlana Sicular, vicepresidenta de investigación, expuso que la inteligencia artificial podría impulsar, por sí sola, otros dos millones de empleos nuevos en todo el mundo para el 2025. Esto contrasta con lo que ya representa la IA.

En este contexto, se trata particularmente de empleos relacionados con la atención sanitaria, el sector público y la educación, donde se experimentará un auge, mientras que los procesos rutinarios y de fabricación se verán muy afectados, aunque es pertinente no confundir IA con la automatización.

Pero… vayamos más atrás. El término ‘inteligencia artificial’ tuvo su origen en el año 1956, apareció por primera vez en las conferencias de Dartmouth. Se considera que el filósofo del siglo XIII, Ramon Llull, fue la primera persona que intentó crear una máquina que usara el razonamiento lógico para desarrollar conocimiento. La ficción nos alcanzó.

Actualmente, la IA está mucho más desarrollada y mucho más presente de lo que imaginamos. Aunque no se parezca a lo que vemos en las películas, es una herramienta muy potente con muchas aplicaciones prácticas para solventar un gran número de problemas.

La inteligencia artificial está irrumpiendo progresivamente en todos los sectores. Incluso en actividades que siempre hemos considerado inherentemente humanas: la capacidad de conversar, de razonar, de solucionar problemas de forma creativa. Incluso la capacidad de crear nuevos conceptos o expresiones artísticas.

Si pensamos en creatividad o composición artística, la inteligencia artificial no deja de dar pasos de gigante. En este último año han aparecido nuevos sistemas de generación de imágenes como el Dall-E, Stable Diffusion o Midjourney, capaces de generar imágenes creíbles y de muy alta calidad para cualquier concepto imaginable. Lo vimos apenas hace unos días en aquellas imágenes donde Donald Trump es escoltado y arrestado por la policía para ser llevado al gran Jurado de Nueva York para enfrentar los 34 cargos penales por falsificación y otros delitos. Estaría en el tintero la conducción de noticieros utilizando la IA.

Me parece que no estaríamos exagerando si reflexionamos en cómo puede también la IA afectar algunos sectores productivos, desde el campo hasta la ciudad, desde el trabajo manual hasta los servicios digitales.

Pensemos, por ejemplo, en el campo, con cultivos. La utilización de drones ha evolucionado a pasos agigantados por todas sus ventajas, ahora valdría imaginar que el operador de los mismos fuera reemplazado por la inteligencia artificial.

De entrada, los drones surgieron prácticamente como si fuera un juguete, pero escaló a ser empleado en películas, la construcción de presas, medición de terrenos, tareas de vigilancia y reconocimiento policial y hasta por narcos para atacar desde el aire a grupos rivales y autoridades. Si todo esto es potenciado por la IA, los escenarios y riesgos, ya serían tema de atención.

Y no hay que perder de vista que, en paralelo, una de las cuestiones principales es que la inteligencia artificial eliminará muchos puestos de nivel medio y bajo qué sustituirá por nuevas profesiones de alta cualificación, así que su aplicación no es tema menor. Hasta la próxima…

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