La situación en Benito Juárez respecto a la calidad del agua ha generado un debate entre sus habitantes. Mientras algunos reportan contaminación, otros no han percibido ningún olor inusual en el vital líquido, lo que plantea la posibilidad de motivaciones políticas detrás de esta discrepancia.
Por un lado, Alejandro García, residente de la colonia Alfonso XIII, menciona no haber detectado ningún olor extraño en el agua y sugiere que la amplia cobertura mediática podría estar generando una percepción exagerada del problema. García también cuestiona la efectividad de las medidas de inspección tomadas por las autoridades, planteando que la contaminación debería dirigirse hacia los drenajes en lugar de afectar directamente el suministro de agua potable.
En contraste, Carmen Robles, otra habitante de la misma colonia, expresa su descontento por la falta de información oficial sobre la situación del agua contaminada. Esta falta de claridad ha llevado a especulaciones sobre posibles motivaciones políticas detrás de la crisis, enfatizando la necesidad de transparencia en las acciones tomadas por el Gobierno de la Ciudad de México.
El Gobierno de la Ciudad de México ha identificado un pozo subterráneo en la alcaldía Álvaro Obregón como la fuente de contaminación del agua en Benito Juárez, corroborando las denuncias iniciales de los residentes sobre un fuerte olor a combustible en la zona. Aunque Petróleos Mexicanos (PEMEX) no encontró variaciones en la presión de sus ductos cercanos, los residentes exigen conocer las sustancias específicas que están contaminando el agua para evaluar el riesgo sanitario.
Frente a la falta de respuestas claras, los residentes han optado por bloquear nuevamente las calles en señal de protesta, demandando un diálogo directo con las autoridades y la suspensión del suministro de agua del pozo Alfonso XIII hasta que se resuelva por completo el problema de la contaminación en Benito Juárez.