Para limitar el calentamiento global, es imperativo reducir inmediatamente las emisiones de metano provenientes de combustibles fósiles. Así lo afirmó la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que, en un reciente informe, en el que advirtió sobre la necesidad de aplicar tecnologías asequibles ya existentes que permitan lograr dichas reducciones.
El metano, aunque menos abundante que el dióxido de carbono, es responsable de aproximadamente el 30 por ciento del incremento global de temperaturas hasta ahora. A pesar de durar solo una década en la atmósfera, su capacidad para absorber energía es significativamente más alta que el CO2. Por lo tanto, actuar sobre las emisiones de metano representa una estrategia de acción rápida para atenuar el calentamiento en el corto plazo y mejorar la calidad del aire.
Cerca del 40 por ciento del metano emitido por acciones humanas proviene del sector energético, un ámbito que ha mostrado escasos avances en la mitigación de estas emisiones. La AIE señala que, si no se toman medidas específicas para contrarrestar el metano, es probable que el aumento de la temperatura global supere los 1.6°C para 2050.
La tecnología ya disponible podría reducir el 75 por ciento de las emisiones de metano de explotaciones de petróleo y gas, y la mitad de las provenientes del carbón. El coste asociado a estas medidas, para el sector petrolero y gasífero, no excede el 2% de sus ingresos netos de 2022.
El informe subraya que los esfuerzos actuales hacia un futuro con cero emisiones netas pueden no ser suficientes para alcanzar las reducciones de metano requeridas. "Se deben adoptar medidas adicionales y específicas", recalca el documento. Los beneficios de estas acciones trascienden el ámbito climático: se estima la prevención de casi un millón de fallecimientos prematuros y la salvaguarda de 90 millones de toneladas de cultivos hacia 2050.
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