Si vas a fumar, a beber, y bailar pegadito, protégete al son, para que no pases horror. (N. Luna)”
Todavía le tocó a siglo XX, no ser la plataforma para arrojar a las sociedades el interés de la palabra Urólogo, el cual de acuerdo con la organización mundial de la salud es el médico especialista en padecimientos que afectan el sistema urinario, retroperitoneo en ambos sexos, así como del aparato genital masculino.
Las estrategias de difundir y divulgar temas de beneficio a las sociedades se han convertido en un metaverso. Y es el siglo XXI quien tiene el honor de ser la plataforma para manifestar todo un trabajo de profesionales e intelectuales por décadas y siglos, de la importancia de que el hombre inicie a explorar que pasa con su aparato reproductor masculino.
El obstáculo que ha evitado, por tanto, tiempo la cultura de visitar al urólogo, son prejuicios creados por las épocas de antaño. Por supuesto que estos eventos como muchos van saliendo a la luz gracias a la evolución y conocimiento inevitable de las sociedades. La virilidad de un hombre es innata, es parte natural de su Biología. Sin embargo, de acuerdo con algunas fuentes bibliográficas, la ignorancia e intereses políticos, así como del poder mal encauzado, alejaron a todo género masculino a encontrar una verdad estable respecto al tema. Era común identificar que la fuerza física, la personalidad de control, actitud fiera y determinante se ligaba al potencial sexual.
La urbanización, los descubrimientos científicos y tecnológicos, así como cambios sociales, llevaron al indicador de la virilidad a este siglo XXI, a una atención urgente a toda la estructura y funcionamiento reproductor masculino. Y por qué ¿urgente? Se han habilitado consecuencias por falta de conocimiento. En el núcleo familiar solo se da una cultura a las mujeres de visitar al ginecólogo. Y en los hombres salvo algo grave, no tienen ni la menor intención de visitar a una profesional. La cultura en este tema, en su mayoría es que todo se aprende en la experiencia, es la única opción válida. Entre los jóvenes, las enfermedades por transmisión sexual es un tema insensible existen respuestas como: Yo soy hombre como voy a permitir que me toquen, o me vean, o me hagan el tacto, eso nunca. Otros expresan “dime madre quien va al urólogo”. Algunas mujeres contagiadas, han sido retroalimentadas por su ginecólogo y les solicitan hablen con su pareja para que también tengan un revisión periódica, y la sorpresa es que no todas se atreven, ya que dan por hecho que su pareja jamás se haría una revisión. Otras mujeres han recibido respuestas, como " Me ofendes, seguro te acostaste con otro y te contagió.”
Expertos en psicología comparten que no solo enfermedades de transmisión sexual cambian la conducta de las personas, están otro tipo de patologías que muchos hombres desconocen y los lleva a espacios de depresión y enfermedades mentales inimaginables.
Madres y Padres de familia, jóvenes adolescentes, jóvenes adultos, adultos, tercera edad, es el siglo del conocimiento, de romper esquemas, prejuicios y costumbres sin sentido. La virilidad no es solo demostrar que eres activo y eficiente, también tienes el compromiso y responsabilidad de no ser una estadística más de contagiar a otros, ni de adquirir enfermedades incurables, Tu varón, no importa la preferencia sexual que tengas, visita al urólogo, no rechaces las sugerencias de tus parejas, conocidos y seres queridos, inicia a saber que el bienestar en común tiene la preferencia.
Sugerencias: Me da pena ir al Urólogo – UROVANGUARDIA
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