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Un hombre y nueve mujeres


Un artículo dedicado a la activa participación de mujeres en la vida de México, como Palma Guillén. La guerra civil dificultó la profesionalización de las humanidades en México. En los pocos espacios destinados al estudio de las artes y la filosofía había un clima permanente de incertidumbre; la supervivencia dependía del ánimo del gobernante en turno y de la buena fe de los profesores y alumnos.


Por ello, entre los asistentes a las cátedras y conferencias, además de la camaradería, reinaba el deseo de aprender cuanto fuera posible. En ese caldo de cultivo de saberes eclécticos se formó Palma Guillén Sánchez.


Cursó la primaria en la Normal para profesoras. Ahí nació la simiente de su vocación, que desarrollaría poco tiempo después al iniciar su preparación como instructora de educación básica. Su desempeño le ganó una beca que le permitió dedicarse al estudio, convirtiéndose en una de las alumnas más destacadas, llegando incluso a recibir el reconocimiento de Porfirio Díaz.


En septiembre de 1910, como parte de los festejos del centenario de la Independencia, se celebró el Primer Congreso Nacional de Estudiantes y, a los pocos días, se inauguró la Universidad Nacional de México; en el Congreso, la principal inquietud fue reflexionar sobre las políticas educativas y los jóvenes intentaron dar forma a la institucionalidad académica.

Palma acudió como representante de su centro de estudios y presenció discusiones sobre “los medios de comprobación del aprovechamiento, los métodos de enseñanza, la importancia y relaciones de las escuelas no oficiales con las de gobierno, así como de las escuelas preparatorias y profesionales de los estados con las escuelas de la capital, y los medios prácticos para procurar el perfeccionamiento moral y físico de los estudiantes”.


Las esperanzas puestas en el poder transformador y pacificador de la enseñanza calaron hondo en el espíritu solidario de Palma y la motivaron a involucrarse de lleno en la educación pública.


En su continuo aprendizaje en la Facultad de Filosofía y Letras, donde acreditó los cursos de psicología, lógica, ética y estética, filosofía y latín, se rodeó de un círculo de amistades intelectuales conformado por Clementina Batalla, Antonio Caso, Alfonso Reyes, Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano y Antonio Castro Leal.


En la Normal impartió la clase de psicología, entonces dirigida por María Arias Bernal, y fue titular de metodología de la investigación y de pedagogía.


Para Palma era importante resaltar la influencia de la educación para el adelanto de los pueblos y la identidad nacional, porque “no tenemos aún una cultura original”; nuestra civilización es a veces sólo un simulacro brillante, un barniz externo incomprensible, fatigoso, que complica dolorosamente la existencia; vivimos un poco al día, sin renovar el aceite de nuestra lámpara, ciegos y apresurados como si fuéramos a alguna parte”.


También se convirtió en una de las primeras mujeres en dictar cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1922 decidió sumarse al proyecto de alfabetización nacional de José Vasconcelos, que organizaba con los jóvenes para enviarlos “a todas partes, cada quien a hacer lo que sabía, a ensayar lo que soñaba; a aprender que, al cabo, todo era necesario para el pueblo hambriento de pan y de cultura, después de pasar por tantos problemas políticos y sociales”.


Como mujer me resulta emocionante saber de la participación de mujeres en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Ha sido de gran relevancia nombrar a nueve mujeres en cargos y responsabilidades muy importantes para México. Desde su nombramiento se escribe una nueva era en el país.


Hace algunos años, las mujeres han estado presentes como soldaderas, sin ningún reconocimiento, o peleando por poder votar en las elecciones, hasta lograr su objetivo y, por eso, hoy tú y yo podemos ejercer el voto.


Uno de los últimos nombramientos es el de la secretaria de Educación Pública; el presidente menciono que Delfina Gómez Álvarez, de profesión maestra, ha estado al frente de grupo de primaria, y que nunca había estado una maestra al frente de la Secretaría de Educación, y que ella tiene esa experiencia.


Delfina Gómez Álvarez es pedagoga; se ha desempeñado como presidenta municipal de Texcoco, Estado de México; electa democráticamente, ha sido diputada federal y senadora de la República.


Seguro que Gómez Álvarez sabe de la gran trayectoria de Palma Guillen, lo importante que era para ella la educación, la cultura, al igual que para Vasconcelos, en su afán de sacar adelante a la juventud para hacerla independiente a futuro, sin tener que estirar la mano al gobierno.


¿Cómo se podrá comprobar el aprovechamiento los métodos de enseñanza en los alumnos, si hace nueve meses abandonaron las aulas; cómo aplicar métodos prácticos en todos los niveles de educación?


José Vasconcelos asignó una tarea a Palma Guillén que cambiaría su vida. ¿Acaso será lo mismo con Delfina Gómez Álvarez quien, al no llegar a ser gobernadora del Estado de México, este cargo cambiará su vida, como fue el caso de Palma Guillen al trabajar al lado de Gabriela Mistral, una infatigable educadora y poetisa chilena, con quien hizo una gran mancuerna para recorrer zonas marginales, crear un silabario y recopilar lecturas para mujeres. Dicho proyecto duró hasta 1924y, en él, las dos educadoras renovaron sus convicciones pedagógicas y artísticas.


El 1 de febrero de 1935, Palma Guillen se integró a la Secretaría de Relaciones Exteriores como embajadora en Colombia, convirtiéndose en la primera diplomática mexicana. Palma agradeció a Lázaro Cárdenas por la inesperada inmerecida distinción.


El rector de la Universidad Nacional de Colombia mencionó: “La designación de la señorita Palma Guillén, destacada representante de la pedagogía, para llevar la representación de su país en Colombia, es motivo de la más alta complacencia para la Facultad de Ciencias de la Educación”.


Realmente la sociedad y México esperan de Delfina Gómez Álvarez la vocación humanística y docente, valentía y aptitud para enfrentar la educación del futuro de México en estos momentos tan complejos. De no ser así, que la Nación se lo demande, ya que la educación es de suma importancia, al igual que la salud.

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