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Tiempo de cosecha

Por Déborah Buiza

Se dice que el mes de agosto es de cosecha, si esto fuera así ¿qué hemos sembrado en nuestro corazón y mente? ¿Qué hemos “abonado” en nuestro cuerpo? ¿Qué hemos “sembrado” en la vida de las personas a nuestro alrededor?


Imagínate que eres un jardinero y que tienes varias hectáreas para sembrar, ¿qué sembrarías? ¿Qué semillas te gustaría plantar? ¿Qué tierra y abono utilizarías? ¿Conoces los ciclos de la tierra?


Dicen que quién siembra enojos cosecha tempestades, también, que cosechamos lo que sembramos… aunque en el día a día no siempre es así.


Todos los días vamos sembrando “algo”, con nuestros hábitos, actitudes, sentimientos y formas de relacionarnos o de actuar, sólo que no nos percatamos hasta que algo crece o se revela, a veces es una flor y nos sorprende, otras veces es un cardo.


Pero también es cierto, que nosotros no somos los únicos sembrando en nuestro huerto, las personas con las que convivimos y las relaciones que establecemos van aportando, a veces es algo nutritivo y crecen nuevas y mejores plantas y otras veces lo que dejan no es nada sano, y lo importante es quitarlo para que no “contamine” o “intoxique” la tierra o el ambiente.


Hay que estar atentos de lo que sembramos sin consciencia, por mala costumbre, por ignorancia, sobretodo de aquello que puede quitar espacio y energía para lo que si queremos que crezca, necesitamos estar atentos e ir podando, limpiando, desenterrando aquello que no queremos que siga creciendo.


Es necesario conocer y reconocer nuestro huerto y los elementos con los que contamos, considerar que tal vez hay cosas que ya antes estaban ahí o que alguien sembró, darnos la oportunidad de observar si queremos regarlas para que sigan creciendo o definitivamente tenemos que arrancarlas de raíz.


Si somos como el jardinero, hay que estar siempre atentos a lo que sembramos, a las estaciones y saber qué momento es para qué, cuándo sembrar y qué sembrar, cuándo regar y cuánto, cuándo esperar, saber esperar… y después de todo el trabajo, también disfrutar de los buenos frutos de la cosecha.


Si fueras un jardinero, ¿qué necesitarías para ser el mejor y obtener los mejores frutos?


Pero no todo es producto de lo que sembramos con esmero, paciencia y cuidado, por lo que hay que considerar que hay cosas que solas crecen, basta ver las plantas que crecen al aire libre sin el cuidado de nadie, pero hay otras que requieren toda nuestra atención (quienes tienen orquídeas lo saben), que no todo está en nuestras manos y en nuestro campo, hay que reconocer que a veces no llueve o llueve de más, qué hay mal tiempo, que el abono no fue el de mejor calidad aunque nos lo vendieron como lo mejor, que a veces las condiciones no están a nuestro favor por muy buena mano que tengamos, etc.


Sin embargo, y a pesar de todo, como dueños del jardín, hay que poner lo que nos toca, hacer lo que se puede, ser pacientes y trabajar en lo nuestro día con día.

Y tú, ¿qué estás cosechando?

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