Redacción Mayte Mendoza Cerón ANCOP
La imagen de esta nube oscura proporciona una ventana a cómo se veía nuestro sol y sistema solar en su infancia. Lo que el telescopio Webb reveló, fueron rasgos que alguna vez estuvieron ocultos de la protoestrella dentro de la nube oscura L1527, la cual brinda detalles sobre los comienzos de la nueva estrella.
Estas nubes dentro de la región de formación estelar solo son visibles en luz infrarroja, convirtiéndolas en un objetivo ideal para la cámara de infrarrojo cercano de Webb (NIRCAm).
Las nubes de color azul y naranja son las características más predominantes de la región, Webb también revela filamentos de hidrógeno molecular que han sido impactados cuando la protoestrella expulsa material de ella. Los choques y turbulencias inhiben la formación de nuevas estrellas, que de otro modo se formarían por toda la nube, como resultado la protoestrella domina el espacio y se queda con gran parte del material, informa la NASA.
Las protoestrella cómo estas, que todavía están envueltas en una nube oscura de polvo gas, tienen un largo camino por recorrer antes de convertirse en estrellas de pleno derecho. L1527 aún no genera su propia energía a través de la fusión nuclear de hidrógeno, una característica esencial de las estrellas. Su forma, que mayormente es esférica, es inestable, tomando la forma de una pequeña masa de gas caliente e hinchada en algún lugar entre el 20 y 40% de la masa de nuestro Sol.
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