
Amanecer con boca seca y sensación de resequedad en la garganta es indicador de este padecimiento; es también posible factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares,
La UNAM cuenta con la Clínica de Trastornos del Sueño, de la Facultad de Medicina, donde se brinda atención a quienes padecen estos problemas
Gran parte de los trastornos del sueño no se diagnostican de forma adecuada, ya que existe una serie de mitos como considerar que los ronquidos son sinónimo de un sueño profundo, así como asociar que al consumir alcohol antes de ir a la cama se dormirá mejor; sin embargo, esto sólo ocasiona que se relajen los músculos de la garganta y aumente el riesgo de roncar.
Lo anterior de acuerdo con la especialista de la Clínica de Trastornos del Sueño (CTS) de la Facultad de Medicina de la UNAM, Selenne Verde Tinoco, quien destacó que también existe la posibilidad de normalizar el ronquido y acostumbrarnos a vivir con él.
Dos de los principales trastornos en la población mexicana son, en primer lugar, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (oclusión intermitente del flujo de aire durante el sueño con pausas respiratorias nocturnas), caracterizado por hipersomnolencia durante el día (trastorno del sueño que se determina por sufrir una somnolencia excesiva diurna) y la emisión de ronquidos.
El primero es provocado por alguna anormalidad en la vía aérea, es decir, que anatómicamente tengamos lengua y nariz ancha o desviación del tabique nasal, paladar caído o elongado, y campanilla o úvula baja.
Cuando estas son anatómicamente más grandes, ocasionan obstrucción del paso del aire, detalló la especialista en Promoción de la Salud.
Debido a la posición en la que dormimos (boca arriba principalmente), esos músculos se van hacia atrás y obstruyen el paso del aire, lo que genera pausas respiratorias con duración de 10 segundos y hasta de tres a cinco minutos, acompañado de vibraciones en un músculo específico de nuestra vía aérea colapsada, conocidas como ronquidos.
En segundo término, agregó, están los ronquidos producidos por una variedad de factores, como la anatomía de la boca y de los senos paranasales, sobrepeso, consumo de alcohol cuando se acerca la hora de acostarse, congestión nasal o dormir boca arriba.
Verde Tinoco resaltó que este problema de salud es más frecuente en la población masculina. En los últimos dos años, de 50 por ciento de quienes solicitan consulta en la Clínica de Trastornos, 20 por ciento, en promedio, es por padecer insomnio; y 30 por ciento por ronquido u otro tipo de trastorno respiratorio.
Subrayó que roncar aumenta la frecuencia cardiaca (el corazón late más rápido), disminuye la cantidad de oxigenación en el cerebro, lo que ocasiona la pérdida de neuronas. “Estas desaturaciones podrían ser un factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, infartos y, algo muy importante, repercusiones en nuestra calidad de vida durante el día”.
Además, la presencia de sueño no reparador como producto de la disminución de horas de descanso nocturno, repercute en cambios importantes en nuestro estado de ánimo, problemas de memoria como pequeños olvidos, hasta accidentes automovilísticos por la posibilidad de quedarnos dormidos mientras conducimos. Incluso, el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como hipertensión y el descontrol de la diabetes, alertó la universitaria.