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Río Hondo, vigilante de la selva tropical maya

Por Fernando Castro Borges

Al sur de nuestro país existe un río que ha sido testigo del desarrollo de la Cultura Maya, desde su auge hasta la actualidad; tiene una longitud aproximada de 209 kilómetros, se forma en la cuenca Petén de Guatemala, continúa su curso al noreste de Belice hasta desembocar en la bahía de Chetumal, al llegar al mar Caribe.


Este torrente marca la frontera natural entre Belice y México. Aún más, es la frontera entre Centroamérica y la Península de Yucatán.


El Río Hondo transita en medio de la selva tropical, la cual abarca territorio de México, Belice y el norte de Guatemala; con una superficie aproximada de 14 millones de hectáreas, es sólo superada por la selva del Amazonas. En esta impresionante jungla se encuentra una asombrosa diversidad de especies únicas; se ve comúnmente en las copas de los árboles a los monos aulladores, que pasan su vida sin tocar el suelo; también hay tapires, guacamayas rojas y la amenazada especie del jaguar.


El río fue testigo del desarrollo del Kuchkabal, conocido como Chactemal, cacicazgo fundado en el Siglo V, cuya extensión abarcaba el sur de Quintana Roo y el norte de Belice.


El Río Hondo atestiguó el primer mestizaje que se dio entre los españoles y los mayas, cuando el soldado renegado Gonzalo Guerrero da la espalda al ejército comandado por Hernán Cortes y adopta la cultura del lugar, derivado del romance que sostiene con Zazil Há, hija de Na Chan Ka'an, jefe maya de Chactemal; estos enamorados se casan con la autorización del cacique y procrean tres hijos.


Recorrer el río es toda una experiencia en la que se aprecian manantiales, arroyos y cenotes. Es una aventura única dejarse ir por su cauce, con su caprichosa división: al norte, en la península de Yucatán, el suelo es poroso, lo que provoca la filtración del agua para formar una red de ríos subterráneos que dará paso a la formación de cenotes con características especiales, ya que aparecen al nivel de la superficie, como si fueran lagunas.


Al sur, en Belice, ya no se filtra tanto el agua, por lo que principalmente forma arroyos.

Esta rivera tropical ha servido de inspiración para muchos artistas, que le han cantado; se han trasmitido durante varias generaciones, en las comunidades cercanas, leyendas donde el río es parte de la escenografía; se han escrito libros, como la “Monografía del Río Hondo, Quintana Roo”, de Horacio Herrera, o la novela “Claudio Martín, vida de un chiclero”, de Luis Rosado Vega. Además de que es mención orgullosa en una estrofa del Himno Nacional de Belice.


Actualmente se exhibe por Netflix la película “Selva Trágica”, de la directora mexicana Yulene Olaizola, que cuenta la historia de una joven beliceña que, acompañada de su hermana y un guía, escapa de un matrimonio arreglado con un comerciante inglés y se cruza en esta odisea con un grupo de trabajadores mexicanos que elaboran chicle.


Película extraordinaria, contada en idioma trilingüe (maya, español e inglés), con una escenografía alucinante. La sensibilidad de Olaizola capta la majestuosidad de la selva tropical navegando en una balsa sobre el fastuoso Río Hondo.


Al tener esta frontera natural, esta geografía tiene un tesoro vivo; posee muchas historias que contar; ha sido testigo del paso del tiempo; es bondadoso con la riqueza natural que goza, además de que en ella se asienta un orgullo cultural. De ahí su grandeza. Con el Rio Hondo inician dos países muy diferentes, hermanados por compartir la misma historia.



* Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT); columnista en diferentes plataformas de noticias, como El Punto Crítico, Grupo Pirámide, Vértice y Factor de Cambio. Radica en Quintana Roo desde hace más de una década, donde ha ocupado diversos cargos públicos, entre los más destacados delegado del Conafe (2008- 2013) y subdelegado de Prestaciones del ISSSTE(2013- 2018).

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