Por Ricardo Burgos Orozco
El pasado fin de semana me tocó hacer compras para la comida en uno de los centros comerciales cercanos a la casa. Observé que los precios siguen aumentando, algunos de manera escandalosa como el ajo, el popular y modesto tamarindo, el plátano, la carne, las verduras, las frutas, los quesos, el huevo, las tortillas; muchos comestibles están ahora por las nubes y me sigo preguntando si en realidad hay regulación por parte del gobierno o sólo han sido declaraciones y buena intención.
Se supone que la Secretaría de Economía se encarga de controlar los precios en general de todo tipo de mercancía y en especial de los productos básicos que consumimos millones de mexicanos. Una parte importante de esa dependencia es la Procuraduría Federal del Consumidor para vigilar que los comerciantes respeten y no realicen aumentos desmedidos o fuera de lo estipulado en lo establecido.
Sin embargo, hasta ahora no he visto una política efectiva de control de precios, si acaso las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de mantener el impulso a la producción de alimentos y medidas de apoyo a productores de campo para que no escaseen granos básicos como maíz, frijol, arroz y trigo. El mandatario declaró recientemente que la inflación ya está bajando y se espera se estabilice el próximo año.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la canasta básica alimentaria tiene un costo en las zonas urbanas de 2 mil 144 pesos mientras que en el campo, es de mil 644 pesos. La realidad es que las amas de casas afirman que cada vez que van al mercado les alcanza menos y habrá que creerles a ellas y no tanto a las estadísticas.
Se supone que la inflación ha estado bajando. La última medición fue de 7.14 el mes anterior. Este fenómeno económico se genera por los excesos de dinero circulando en manos de la población que, al sentirse con más recursos, incrementa sus gastos, lo que provoca una mayor demanda de bienes y servicios, señalan los expertos.
El Banco de México pronosticó que la inflación va a reducir sus niveles conforme avance el año y en 2024, pero todavía seguiremos padeciendo, según este organismo, altos precios de los productos cuando menos hasta el último trimestre del año próximo cuando la inflación se estabilice en alrededor de tres puntos porcentuales.
Por cualquiera de los factores que produzcan la inflación y los altos costos de la mercancía, la gente tiene un grave problema con su poder adquisitivo: no les alcanza para vivir; la mayoría de los mexicanos ha tenido que sobrevivir en estos últimos años por la falta de empleos remunerados y sobre todo, por el aumento desmedido de los precios.
Para todas y todos, la comida es prioritaria, pero cuando vamos al mercado y nos encontramos con altos costos de lo más indispensable, y no nos alcanza, paulatinamente debemos reducir nuestras compras con el deterioro del nivel de vida cotidiano.
La inflación y la falta de controles reales en los precios ha afectado la economía de cada uno de nosotros, sobre todo de quienes ganan menos. Por eso urge que el gobierno actúe de manera efectiva contra las alzas, no sólo con discursos y buenas intenciones.
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