Con el transcurso de los años, se ha podido observar una profunda transformación y evolución en la economía mundial.
Cientos de años atrás, las personas comercializaban por medio del trueque con el objetivo de obtener y suministrar ciertos bienes que abundaban o escaseaban en determinada región; posteriormente se le agregó un valor a los bienes, se estableció un concepto de la moneda y, se vio al oro y a la plata como los elementos más importantes en del patrimonio del país.
Gradualmente se fueron desarrollando e implementando tecnologías en los procesos productivos y, de igual manera se concibió el concepto de “Globalización”, hasta la actualidad, donde se maneja una compleja estructura en los sistemas de producción, así como también en los procesos de comercialización.
En la economía actual, la IED es reconocida como un importante motor de desarrollo económico para los países: Una empresa invierte en el extranjero por 2 razones principales; para buscar nuevos mercados; y debido a la eficiencia productiva (mano de obra, aunque calificada, más barata que en el propio país, por mencionar un ejemplo)
David Ricardo nos señalaba en la teoría de la ventaja comparativa que, si un país no tenía ventaja absoluta en la producción de algún bien, igualmente debía comercializar con aquellos bienes con los que se era más eficiente.
