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Mujeres STEM y los techos de cristal, de concreto y diamante

Redacción Frida Sandoval

Mujer revisando lista de tareas

En los últimos 42 años ha habido un aumento significativo en el porcentaje de mujeres matriculadas en carreras de ingeniería en México, pasando del 10% al 32%. Aunque este avance es alentador, aún existen desigualdades en el ámbito laboral. Según datos de la ONU de 2020, las mujeres en el mismo campo profesional ganan sólo el 70.5% de lo que ganan los hombres.


Estas cifras subrayan la importancia de desafiar los paradigmas y superar las barreras que impiden el progreso de las mujeres. A nivel mundial, las mujeres continúan siendo minoría en los niveles directivos. De acuerdo con la Revista Fortune en 2020, sólo el 4.0% de las 500 empresas líderes a nivel global estaban lideradas por mujeres, como señaló Mónica Barrera Rivera, presidenta de la Academia de Ingeniería de México.


Estos datos reflejan la necesidad de seguir trabajando para lograr una mayor equidad de género en el campo de la ingeniería y en el mundo laboral en general. Es fundamental romper los estereotipos y los techos de cristal para permitir que las mujeres accedan a puestos directivos y reciban salarios justos por su trabajo. Sólo a través de un compromiso colectivo y acciones concretas podremos construir un futuro más igualitario y diverso.


Durante una conferencia virtual en el ciclo "Expertas que transforman" organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Barrera Rivera enfatizó la necesidad de realizar un cambio cultural profundo para superar estos problemas y acelerar la participación de las mujeres en las carreras STEM.


A pesar del progreso, el avance de la presencia femenina en estas carreras sigue siendo lento. Datos históricos revelan que hace 102 años, Dolores Rubio Ávila fue la primera mujer inscrita en una escuela de ingeniería, pero nunca obtuvo su título. En 1930, Concepción Mendizábal se convirtió en la primera mujer en titularse en ingeniería, pero tampoco ejerció la profesión. Para 1940, sólo había 10 mujeres inscritas en ingeniería civil.


Barrera Rivera compartió su propia experiencia, destacando los desafíos que enfrentó como mujer en la ingeniería. Durante sus estudios entre 1975 y 1979, sólo había dos mujeres en su generación, y el acoso por parte de profesores y compañeros de clase era algo normalizado. Aunque encontró hombres que la apoyaron en equipos con liderazgos adecuados, también encontró mujeres que obstaculizaron su progreso debido a cuestiones de género.


Incluso tuvo que ocultar sus embarazos durante varios meses por temor a perder su empleo, lo que tuvo graves consecuencias para su salud y la de sus hijas. Estos desafíos evidencian la necesidad de cambiar estereotipos culturales y eliminar prejuicios en el ámbito laboral.


La concentración de mujeres en carreras de ingeniería se da principalmente en cuatro campos: ingeniería industrial (21%), ingeniería química (13%), desarrollo de software (9.0%) y otras especialidades técnicas (4.0%). Esto significa que hay pocas mujeres en muchas otras ramas de la ingeniería.


La Academia de Ingeniería de México, bajo el liderazgo de Barrera Rivera, está trabajando para impulsar el empoderamiento de las mujeres en el gremio. Esto implica brindar igualdad de oportunidades basadas en la calidad ética y técnica, para que las mujeres demuestren su capacidad de trabajar en equipo, reconocer el esfuerzo de sus compañeros y liderar iniciativas, independientemente de los roles jerárquicos formales.


Se están implementando programas, proyectos y estrategias a largo plazo para fomentar la participación de niñas y jóvenes en las carreras STEM, rompiendo mitos y tabúes que aún persisten. Barrera Rivera destaca que ser ingeniera no implica renunciar a una vida plena y social, y es importante que las niñas y jóvenes comprendan esto.


Además, se están realizando esfuerzos para impulsar los indicadores económicos y reconocer a las mujeres en cargos directivos. La colaboración con instituciones nacionales e internacionales es fundamental, y se llevan a cabo conversatorios mensuales para abordar estos temas.


En resumen, a pesar de los avances en la participación de las mujeres en carreras STEM, aún existen desafíos significativos que deben abordarse. Es necesario eliminar la discriminación de género, fomentar un cambio cultural profundo y brindar igualdad de oportunidades para que las mujeres puedan prosperar en el campo de la ingeniería y ocupar roles de liderazgo en el ámbito laboral.

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