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Mala suerte cósmica para Urano, está ladeado

Redacción Mayte Mendoza Cerón ANCOP



La extraña inclinación con la que cuenta Urano podría ser causada por un satélite perdido hace mucho tiempo, aunque los científicos no están seguros.


Todos los planetas del sistema solar tienen inclinaciones orbitales de menos de 30 grados, a excepción de Urano, debido a su inclinación (98 grados), gira casi de forma perpendicular a la dirección de su órbita.


A pesar de que Neptuno (vecino gigante) y Urano tienen una historia de formación similar, el segundo planeta gira de forma distinta, todo el sistema de Urano se encuentra de lado, afectando no solo a la rotación del planeta sino también a sus anillos y lunas que orbitan alrededor en forma perpendicular al movimiento del planeta.


Durante mucho tiempo, astrónomos han tenido la sospecha que una serie de impactos gigantes tempranos en la formación del planeta, lograron poner de lado a Urano. Es bastante fácil imaginar que una colisión correcta en el momento indicado traería suficiente energía para empujar al planeta mientras aún estaba en su etapa protoplanetaria. Así, el planeta nunca se recuperó.


El Sistema Solar primitivo no se parecía mucho al actual, de hecho, los planetas gigantes se formaron mucho más juntos y más cerca del Sol. Sin embargo, con el tiempo las interacciones entre ellos y con planetesimales errantes los llevaron hacia el exterior. Así fue como cada uno de los planetas gigantes se formó con una serie de satélites, pero esas lunas se reorganizaron a medida que los planetas migraban.


Urano podría haber nacido y capturado rápidamente una Luna masiva, y si ésta fuera lo suficientemente grande, podría haber comenzado a jugar con el giro del planeta. Urano comenzó con una inclinación aleatoria pero pequeña. Con el tiempo esa inclinación tendría una precesión, y la dirección de rotación del planeta se tambaleará como un trompo gigantesco.


Es posible que el satélite quedó atrapado en un patrón de resonancia, que con el tiempo necesario para la precesión coincide con un número entero de órbitas de la Luna. Esta

resonancia permite que la fuerza gravitatoria del satélite tire suavemente del planeta y así refuerza la precesión, de hecho, es como una cuerda invisible unida a la parte superior del planeta: en el transcurso de millones de años, esa inclinación empeora cada vez más, a medida que esto sucede, la órbita del satélite se acercará más.


Los astrónomos descubrieron que, si Urano alguna vez tuvo un satélite lo suficientemente grande, dentro de unos pocos cientos de millones de años, sería capaz de llevar la inclinación del planeta a más de 80 grados. El satélite se estrellaría contra Urano, bloqueando la inclinación del planeta en su valor actual. Este escenario explicaría por qué este planeta es tan único.


Llegando a la conclusión de que simplemente tenía un satélite suficientemente grande, lo que resulta bastante común, que entre en resonancia, pero no tan común como para esperar que le suceda lo mismo a Neptuno, y luego se fue de lado

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