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Los microplásticos se acumulan en las abejas

Las partículas de plástico están por todas partes. Ahora también en el cuerpo de las abejas. ¿Qué consecuencias tiene para ellas? ¿Dañan a las abejas los microplásticos?

Microplásticos en la tierra, en los océanos, en el aire... estos pequeños fragmentos de plástico son más omnipresentes de lo que la ciencia creía. Ahora, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de daneses, los microplásticos se han convertido en compañeros inseparables en el cuerpo de las abejas.


Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Almería en colaboración con investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares y la Asociación de Apicultores de Dinamarca, han detectado por primera vez microplásticos en el cuerpo de las abejas en un estudio con más de 4.000 abejas obreras provenientes de 19 colmenas del centro de Copenhague y de zonas suburbanas y rurales de Dinamarca.


Y es que el cuerpo de estos insectos está cubierto por pelitos que permiten contener pequeñas partículas que la abeja recolecta ya sea de forma intencionada o no. Los pelos se cargan electrostáticamente mientras vuelan, lo que ayuda a atraer las partículas, que normalmente es polen. Sin embargo, este nuevo estudio plantea que las abejas están atrapando no solo polen en sus cuerpos, sino también microplásticos.


¿Qué tipo de residuos se adhieren a las abejas? La investigación ha mostrado hasta 13 polímeros sintéticos diferentes en el cuerpo de las abejas, según el trabajo publicado en la revista Science of the Total Environment.

Estas partículas tienen el tamaño de un micrómetro aproximadamente, de las que el 52% eran fragmentos y aproximadamente el 38% fibras. De los 13 polímeros sintéticos encontrado en las abejas, el tipo más común fue el poliéster, utilizado principalmente como fibra sintética, seguido del polietileno y el cloruro de polivinilo.


¿Qué abejas tenían más microplásticos?

Las abejas de la ciudad tenían más microplásticos, pero no mucho más en comparación con las abejas del campo, lo que indica que la dispersión del viento actúa como un factor clave, viajando en la atmósfera y depositándose en todo el mundo. Se desplazan por la corriente en chorro y viajan a través de los continentes, lo que ha conducido a un ciclo plástico global a medida que los microplásticos impregnan el medio ambiente.


Por tanto, la fuente de estos microplásticos no está clara, a tenor de que la evidencia ha demostrado que la contaminación por microplásticos está presente en el aire, el suelo y el agua. Es muy posible que las fibras transportadas por el aire se adhieran a estos insectos y los microplásticos también acaben en la miel que consume en enjambre y, en última instancia, en la que ingiere el ser humano.


Las abejas actuarían así como excelentes rastreadores de contaminación ambiental -en un radio de ocho kilómetros desde sus colmenas- mientras van recolectando polen y las partículas se va adhiriendo a su tórax, abdomen, alas y patas. De hecho, los investigadores creen que examinar la cantidad de contaminación plástica en al final de la vida de las abejas, serviría para identificar la cantidad de microplásticos presentes en medio ambiente y su procedencia.

¿Dañan a las abejas los microplásticos? ¿Está la miel en peligro? ¿Y ellas? El estudio plantea que nos faltan datos para poder responder apropiadamente a estas preguntas, por lo que se desconoce el efecto de los microplásticos en las colonias de abejas, sobre todo de las melíferas.


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