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Los beneficios del baile para la salud


No es solo un ejercicio físico completo: los últimos estudios dejan claro que el baile estimula las hormonas del placer, disminuye el riesgo de ciertas enfermedades y desarrolla la creatividad, la empatía y la inteligencia.


Es inevitable. Ya puede sonar un clásico de los Rolling Stones o la última composición de Ed Sheeran. Naciones Unidas bolero o un reguetón. El caso es que, cuando escuchamos música, algo sucede en nuestro interior que nos impulsa a seguir el compás con el pie, chasquear los dedos, balancear la cabeza de un lado a otro o, por qué no, lanzarnos a la pista de baile. De hecho los niños mueven de modo instintivo las manos y los pies con las melodías a los pocos meses de vida, antes incluso de aprender a caminar. Y es que el sentido del ritmo es una capacidad innata del ser humano. La primera vez que se demostró científicamente esta teoría fue en 2009, cuando investigadores del Instituto de Psicología de la Academia Húngara de Ciencias y de la Universidad de Ámsterdam quisieron averiguar cómo los bebés perciben el universo musical a su alrededor. Nos viene de cuna Para ello, llevaron a cabo un experimento con catorce recién nacidos, a los que colocaron electrodos en el cuero cabelludo y la cara para medir sus señales eléctricas cerebrales mientras escuchaban rocanrol dormidos. Y comprobaron que cada vez que introducían una variante del ritmo de forma inesperada, el encéfalo de los bebés se exaltaba, lo cual quería decir que podría detectar secuencias de sonido rítmicas.


Es más: estar expuestos a las notas musicales puede ayudar a que los pequeños aprendan a hablar más fácilmente. Esa es la conclusión de un estudio llevado a cabo en 2016 por el Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington. Los investigadores analizaron la evolución de un grupo de veinte bebés de nueve meses a los que se les guiaba para marcar el ritmo con un pequeño tambor mientras sonaban canciones infantiles.

Y la compararon con otro grupo de diecinueve que asistieron a sesiones de juego con objetos como automóviles o cubos y sin música. Después, se midieron los efectos a través de escáneres cerebrales y encontraron que los participantes del primer grupo mostraban mayor actividad en las áreas relacionadas con la detección de patrones de sonido. Al igual que la música, el lenguaje tiene fuertes patrones rítmicos, y es, precisamente, la capacidad de identificar las diferencias en los sonidos del habla lo que ayuda a los bebés a aprender a palabras articulares. hablar con el cuerpo.

El hecho de que los seres humanos detectemos el ritmo y nos movamos espontáneamente ya desde nuestra más tierna infancia implica que debe de tener alguna ventaja evolutiva. Pero ¿cuál? Aunque no se sabe a ciencia cierta, una de las hipótesis más extendidas es que la danza en las tribus primitivas fue clave para la evolución de las relaciones sociales, puesto que permitía comunicar ideas y expresar sentimientos y emociones sin necesidad de un lenguaje verbal. Sin duda, el movimiento del cuerpo, en ocasiones, es más fácil de entender y cuenta cosas que difícilmente se pueden formular con palabras. ¿Qué es, si no, el tango? “Para mí, el baile es una forma de conexión con el alma ”, confiesa Vicky Gómez.

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