NOTA
Redacción ANCOP
Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports, efectuado por el Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), los olores pueden tener incidencia en los procesos de fijación de conocimientos
Científicos y científicas y del Conicet y del ITBA en el ámbito de las neurociencias del aprendizaje realizaron un estudio con alumnos de entre 16 y 18 años del Colegio del Faro en la capital argentina, que participaron de una clase de historia y concluyeron que los aromas amplían “la posibilidad de mejorar los aprendizajes con condiciones basadas en la evidencia científica”.
Los estudiantes recibieron una clase de historia en un aula con aromatizante de coco. Luego, a 45 de ellos se les pidió que aromatizaran sus habitaciones con esa misma fragancia antes de irse a dormir para que el olor actuará durante la primera hora y medio de sueño. A otro grupo se les pidió que realicen el mismo procedimiento en sus habitaciones, pero con aroma a violetas.
Siete días después los estudiantes que aromatizaron su cuarto con coco mantuvieron la memoria sobre datos clave de la lección de historia, mientras que los que recibieron la fragancia a violetas no recordaban datos de la lección.
El estudio también arrojó que la efectividad del aroma en la consolidación de la memoria en el momento del sueño fue tan alta que con una sola sesión clave durante el descanso fue suficiente para que se obtenga un efecto considerable.
«La idea de que en educación podamos usar este dato no es menor, ya que si un docente puede conocer estos procesos podría, al momento de dar contenidos nuevos, fijar más fácilmente algunas ideas y conceptos. Esto es importante para la medicina, para los estudiantes y los profesores. Es una técnica que podría mejorar la forma de aprender», dijo el educador.
El experimento nació de la hipótesis de que los aromas hacen rememorar situaciones vividas a las personas. Con esa premisa, si uno se enfoca en los aprendizajes nuevos puede generar un mejor impacto.
“La idea de que en educación podamos usar este dato no es menor, ya que si un docente puede conocer estos procesos podría, al momento de dar contenidos nuevos, fijar más fácilmente algunas ideas y conceptos,” de acuerdo con Darío Álvarez Klar, educador especializado en gestión de la innovación y Fundador de la Red Educativa Itínere, al que pertenece el colegio, en declaraciones a Télam.
Vanesa Vidal, becaria doctoral del Conicet en el ITBA, explicó a su vez que “si se presenta durante el sueño una clave, en este caso olfativa, ligada a la información que se quiera consolidar, ésta aumenta. Esto se produce durante una fase del sueño que se llama sueño de ondas lentas”.
La investigadora especializada en el campo de neurociencias y la memoria, destacó que “hay mucha evidencia científica en laboratorio, con el estudio lo que quisimos hacer es llevarlo a la vida real (…). Esta experiencia se puede hacer con cualquier aroma, lo importante es que durante el sueño la fragancia no sea muy intensa”.
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