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Localidades aisladas y rezagadas, las primeras que deberían regresar a clases

Especialistas de la Ibero plantean que las necesidades de estas localidades de enviar a los niños a la escuela coinciden con un bajo riesgo de contagio para estudiantes.

El regreso a clases presenciales podría darse en localidades aisladas y rezagadas, donde la pandemia no es un riesgo, en tanto que la falta de dispositivos o medios electrónicos para presenciar clases a distancia no es posible, señala el estudio “Análisis territorial de las condiciones de la educación básica en México ante el regreso a clases presenciales en el marco del COVID-19”, de la Universidad Iberoamericana.


La investigación del Centro Transdisciplinar Universitario de Sustentabilidad (CENTRUS) analizó 103 mil 938 localidades correspondientes al 96.3% de las localidades del país, con información del INEGI, así como de la base de datos del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE) publicada en el 2015 por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el INEGI.


“Los resultados obtenidos muestran un claro patrón espacial que divide el país en regiones que permiten apreciar las similitudes y diferenciar las características de las variables incorporadas en el estudio. Los 5 grupos de localidades en relación con centros de educación básica son cinco y parten de las “localidades aisladas”: 6,602 pequeñas localidades de menos de 100 habitantes. Existen 1,590 centros escolares distribuidos en 1,013 localidades, es decir, un centro escolar por cada 4.2 localidades. Estas se encuentran en promedio a 2.5 horas de cualquier otra localidad. Únicamente el 2.2% cuentan con acceso a tecnología de 2 y 3G de baja velocidad que solo permite servicios de voz y SMS. GPE de 4 años y 68.5 % de viviendas sin acceso a TICs. Un índice de 0.8198 caracterizado principalmente por la falta de internet.


Adicionalmente, están las localidades rezagadas”: 7,054 localidades con un promedio de 50 habitantes con un grado promedio de escolaridad de 5.7 años, un porcentaje de viviendas particulares habitadas sin TICs del 9.8%, y un porcentaje de población en hogares censales indígenas del 8.6% (…); localidades con acceso limitado: 38,762 localidades con un promedio de 250 habitantes en las que existen 31,133 centros escolares en 14,707 localidades, es decir, un centro escolar por cada 1.2 localidades. En este grupo el 32.4 % de las localidades tienen acceso a tecnología de 3 y 4G. GPE de 5.9 años, un porcentaje de viviendas particulares habitadas sin TICs del 8.5 % (…); “localidades indígenas”: 16,868 localidades de menos de 500 habitantes en las que existen 15,968 centros escolares en 16,868 localidades, es decir, un centro escolar por cada localidad. GPE de 5.9 años, un 91.5% de hogares indígenas con un 20.9% de viviendas sin acceso a TICs, un 13.3% de población de 3 a 14 años de edad que no van a la escuela, un índice compuesto de accesibilidad a localidades de 33 minutos (…).


Al final se encuentran las “localidades conectadas”: 38,669 localidades mayores a 2,500 habitantes, de las cuales el 73% tienen un acceso completo a tecnología de 3 y 4G. Existen 125,632 centros escolares distribuidos en 38,669 localidades, es decir, tres centros escolares por cada localidad. GPE de 8.4 años, un índice de infraestructura escolar de 0.9276, un rezago educativo del 11.7 % y un porcentaje de población en hogares censales indígenas del 4.9 %. El 97.4% de las viviendas tienen acceso a TICs.


De acuerdo con Juan Manuel Núñez, investigador del CENTRUS y coautor del estudio, las localidades muy aisladas, a pesar de esta tercera ola de COVID, no muestran altas tasas de contagio. "Están tan alejadas que el acceso a las tecnologías y el nivel de escolaridad es bajo. Las viviendas no cuentan con algún aparato de tecnología, incluso, ni siquiera radio y televisión porque no hay señal. Son localidades que en un contexto de COVID no han sido trastocadas demasiado en su cotidianidad, pero en donde las condiciones para la educación son muy precarias, entonces se vuelven localidades primordiales en términos de por donde tendríamos que empezar a regresar a las escuelas. Estas localidades se encuentran en la Sierra Tarahumara, Nayarit, Durango, Chiapas y Guerrero".


Agregó que entre el grupo de localidades más apremiantes para regresar a clases también están las “rezagadas”, aquellas que, antes de la pandemia, tenían una tasa de asistencia muy baja.


De acuerdo con la investigación de la Ibero, los grupos identificados muestran un claro patrón espacial que divide al país en regiones, así como apreciar las similitudes y diferenciar las características de las variables incorporadas en el estudio. “A partir de estos grupos, se concluye que la oferta educativa puesta en marcha por la autoridad educativa del país, no se corresponde con la diversidad de realidades sociales identificadas en este trabajo”.


Información para la toma de decisiones


El estudio concluye que la reapertura de escuelas “indudablemente” traerá beneficios a los estudiantes y a la economía de las familias al permitir que algunos padres y madres de familia regresen al trabajo. “Por ello, es importante que el sector educativo tenga una alta priorización para la vacunación contra SARS-CoV-2 en la población mexicana. Sin embrago, este proceso debe de acompañarse de una estrategia clara de apertura de centros escolares con lineamientos de acción en cada una de las áreas de desarrollo del país y de sus entidades.


“En este trabajo hemos realizado un análisis de agrupamiento espacial que permite identificar las características de la infraestructura escolar, así como las características educativas de la población y de las localidades que los contienen. Se puede concluir que la oferta de programas educativos puestos en marcha por la autoridad educativa del país, no se corresponde a la gran variedad de realidades sociales identificadas en este trabajo”.

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