Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) han confirmado la presencia de la subvariante JN.1 de COVID-19, también conocida como "Pirola", en varios países, incluyendo Estados Unidos y ahora la Ciudad de México. Esta subvariante, que se originó a partir de la variante BA.2.86, ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una "variante de interés" (VOI) debido a su rápida propagación.
A pesar de su rápida difusión, las autoridades sanitarias, tanto la OMS como los CDC, no consideran que JN.1 represente un mayor riesgo para la salud pública en comparación con otras variantes de COVID-19 actualmente en circulación. JN.1, que es una "nieta" de la variante BA.2.86, posee la mutación adicional L455S en su proteína pico, lo que parece haber incrementado su capacidad de transmisión.
Los síntomas asociados con la infección por JN.1 son comparables a los de otras subvariantes de ómicron, incluyendo fiebre, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolores musculares y de cabeza, dolor de garganta, congestión nasal, náuseas, vómitos y diarrea. La gravedad de los síntomas puede variar dependiendo del estado de vacunación y la salud general del individuo.
Hasta el momento, se han reportado 7,344 secuencias de JN.1 en 41 países, representando el 27.1% de las secuencias globales en una semana reciente. La variante ha mostrado un crecimiento exponencial en varios países europeos, así como en Australia, Asia y Canadá, llevando a un aumento en las hospitalizaciones.
Los CDC han indicado que las vacunas actuales contra COVID-19 siguen siendo efectivas contra las variantes JN.1 y BA.2.86. Estas vacunas apuntan a la proteína espicular del virus, que es crucial para su capacidad de infectar a las personas. Por lo tanto, la vacunación, junto con las pruebas y tratamientos existentes, continúa siendo una medida efectiva contra la subvariante JN.1.
La detección de JN.1 en la Ciudad de México marca un desarrollo importante en el seguimiento de la pandemia de COVID-19, y las autoridades sanitarias siguen vigilando de cerca la situación para actualizar las recomendaciones y medidas de salud pública según sea necesario.
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