Redacción Sofía Daniela Chávez Arteaga ANCOP
La Ciudad de México padece una serie de eventos ambientales alrededor del año, sin embargo, existen fenómenos que no son exclusivos de México, mejor dicho, son exclusivos de la contaminación, dependiendo del país será si aumenta el efecto o no, pero ahorita ya no podríamos pensar en que exista un país en el que no suceda.
Nos referimos a la lluvia ácida, que es el fenómeno que ocurre cuando llueve –no siempre pero en su mayoría de veces– a causa de la contaminación de la atmósfera. En términos científicos, se habla de los gases producidos por combustibles que reaccionan directamente con el oxígeno y la lluvia, convirtiéndose en mezclas ácidas que se incorporan a la precipitación.
Este ácido, es más bien un tipo de aluminio, que evita que los árboles absorban los nutrientes del agua, además de dañar directamente sus hojas, su corteza y muchos de los organismos que ahí viven; incluso también es dañino para las personas, pues los ácidos que se desprenden también los respiramos y poco a poco van deteriorando el aire y nuestra salud.
La quema de combustibles es la mayor causa de los gases concentrados en la atmósfera, sin embargo, la naturaleza en ocasiones contribuyen a crear estos ácidos, un caso particular sería cuando los volcanes avientan fumarolas o en su caso erupcionan, también el azufre se convierte en contaminante para el ambiente y si llueve es muy probable que estos elementos estén dentro de la lluvia.
Además es muy fácil reconocer la lluvia ácida, puesto que en los charcos crea una capa en la superficie que aparentemente podría parecer que tiene jabón o aceite; por otro lado los automóviles también se manchan, e incluso el color de la lluvia comienza a ser un poco más amarillento.
Una razón más para crear consciencia sobre la contaminación, el uso excesivo de los automóviles y los aerosoles.
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