Mientras el mundo se adapta gradualmente a la era del 5G, el horizonte tecnológico ya vislumbra lo que vendrá después, anticipándose incluso al 6G. Entre estas dos generaciones, emerge el 5.5G, una tecnología que promete ser el puente hacia un futuro aún más conectado.
El 5G, en sus distintas fases de despliegue - desde el 5G DSS hasta el 5G SA, conocido también como 5G+ - ha comenzado a transformar el panorama de la conectividad global, ofreciendo una infraestructura más robusta para la hiperconexión, la eficiencia y el soporte de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y el big data. A pesar de su prometedora expansión, la implementación completa del 5G aún está en proceso en territorios como España.
A la par de estas implementaciones, surge el 5.5G, revelado inicialmente por Huawei en 2020 y posteriormente expuesto con más detalle en la feria tecnológica Win-Win Huawei Innovative Work de 2022. Esta evolución pretende ofrecer velocidades de navegación de hasta 10 Gbps, multiplicando por diez el rendimiento actual en términos de ancho de banda, eficiencia en el uso del espectro y capacidad de procesamiento.
El 5.5G no solo promete revolucionar la banda ancha móvil y doméstica, llevándola de 1 Gbit/s a 10 Gbit/s, sino que también apunta a transformar radicalmente el Internet de las Cosas (IoT), la precisión en el posicionamiento, la confiabilidad de las conexiones y la inteligencia de los sistemas a través del uso de la inteligencia artificial. Además, busca reducir significativamente las emisiones de CO2 por terabyte de datos, apostando por un futuro más sostenible.
Entre las aplicaciones prácticas que se vislumbran con el advenimiento del 5.5G, destacan la interconexión entre vehículos para mejorar la seguridad y eficiencia en las carreteras, la distribución de paquetería mediante robots autónomos y la gestión eficiente de grandes infraestructuras. Estas innovaciones, presentadas en el Mobile World Congress 2024, ejemplifican cómo el 5.5G está preparado para redefinir nuestra interacción con el mundo digital y físico, marcando el inicio de una nueva era de conectividad móvil que anticipa incluso las posibilidades que ofrecerá el futuro 6G.
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