Redactor: Daniel Lee
Hasta ahora, la Luna ha sido un misterio envuelto en el espacio y el tiempo, una compañera eterna de nuestro planeta. Sin embargo, un reciente estudio ha sacado a la luz nuevos secretos sobre nuestro satélite natural.
Las rocas y el polvo lunar recogidos por los astronautas del Apollo 17 en la década de 1970 han desafiado nuestras creencias sobre la edad de la Luna, revelando que es 40 millones de años más antigua de lo que se creía.
Estos hallazgos, publicados en la revista académica Geochemical Perspectives Letters, nos transportan a un viaje en el tiempo que nos lleva más cerca de los orígenes de nuestro sistema solar.
El 11 de diciembre de 1972, los astronautas de la NASA, Eugene Cernan y Harrison Schmitt, se convirtieron en los últimos seres humanos en caminar sobre la Luna durante la misión Apollo 17. Su objetivo principal era recolectar muestras geológicas y polvo lunar para traer de vuelta a la Tierra. Sin embargo, el valor de estas muestras se ha vuelto aún más evidente con el paso del tiempo.
Un nuevo análisis de estas muestras lunares ha desvelado la existencia de cristales de circón con una sorprendente edad de 4.460 millones de años. Esto supera en 40 millones de años las estimaciones anteriores sobre la edad de la Luna, que se creía que tenía alrededor de 4.425 millones de años.
Los cristales de circón descubiertos en las muestras lunares son fundamentales en la determinación de la edad de la Luna, ya que representan los sólidos más antiguos jamás conocidos que se formaron después de la colisión que dio origen a nuestro satélite.
Philipp Heck, autor principal del estudio y conservador Robert A. Pritzker de Meteorología y Estudios Polares del Museo Field de Historia Natural de Chicago, "estos cristales sirven como anclaje para la cronología lunar".
La antigüedad de estos cristales ofrece una ventana única para explorar los primeros días de nuestro sistema solar, cuando la Tierra y la Luna se estaban formando. En ese período caótico, hace más de 4.000 millones de años, un objeto del tamaño de Marte colisionó con la Tierra, arrojando escombros que eventualmente se convertirían en la Luna. Sin embargo, la datación precisa de este evento crucial ha sido un desafío para los científicos.
La energía liberada por el impacto de un objeto del tamaño de Marte contra la Tierra fundió las rocas que finalmente formarían la superficie lunar. Como explica Heck, "cuando la superficie lunar se fundió de esa manera, los cristales de circón ya no pudieron formarse y persistir". Esto sugiere que los cristales de circón en la Luna deben haberse formado después de que el océano de magma lunar se enfriara, o de lo contrario, sus firmas químicas habrían desaparecido.
La investigación de los cristales de circón en el polvo lunar no sólo arroja luz sobre la verdadera edad de la Luna, sino que también proporciona una visión más profunda de los eventos cataclísmicos que dieron forma a nuestro sistema solar. Los científicos han abierto una puerta a la comprensión de la historia cósmica de nuestro rincón del universo, y cada pequeño cristal de circón nos acerca un paso más a desentrañar los misterios de nuestro pasado.
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