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La formación en educación ambiental y en las bellas artes esencial para la defensa de ecosistemas



El conjunto de ideas éticas que van más allá del concebir la existencia individual, social —sistemáticamente justas— y libres de perversión, las ubicamos en el sano ejercicio de la reflexión para hacer de la convivencia un actuar consciente y prudente en pro del bien común, esto es, con acciones de valores que representan cualidades perceptibles que subliman la esencia más elevada del ser ante el saber y los ecosistemas. Somos organizaciones no gubernamentales y/o personas que promovemos y fortalecemos los derechos humanos, culturales, sociales y ecológicos, en franca oposición a los adulterados intereses de los sistemas económicos basados en el modelo capitalista, así como en sus insidiosas concesiones de «capital humano» y de recursos naturales a través de los «mecanismos del mercado» en donde la brutal corrupción funge como su principal moneda de cambio.


Es trascendental respaldar el patrimonio natural y cultural (tangible e intangible) con sólidos argumentos de investigaciones científicas, para vigorizar la participación de la comunidad jurídica internacional en bien de los Programas de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) encaminados a desarrollar y mejorar el Estado de Derecho Ambiental, el Desarrollo Progresivo del Derecho del Medio Ambiente, la Protección de los Derechos Humanos y la lucha contra los delitos contra el conjunto de factores físicos y biológicos que rodean a los seres vivos, además de influir positivamente en el desarrollo y comportamiento de la justicia en cuestiones ambientales.


Buena parte del sector industrial internacional juega un rol preponderante en la problemática ambiental al desarrollar fabricas contaminantes con su respectiva progresión económica, con ello, ocasionan un aumento del consumo de recursos naturales a expensas del agotamiento de los ecosistemas y sufriendo la pérdida generalizada del medio ambiente, lo que pone en evidente riesgo a la vida de la humanidad y de miles de especies en el planeta.


En tan inhumano escenario, quienes desarrollamos y compartimos pensamiento creativo, nos ocupamos por transformar este negativo proceder con nuestro ejemplo y formación educativa y profesional. En la persona de la artista plástica Yellena James, originaria de Sarajevo, Bosnia (país situado en la confluencia de Europa central y del sudeste europeo) tenemos un modelo de respeto al medio ambiente, ya que en sus pinturas y acuarelas podemos observar la producción de cautivadores e intuitivos ecosistemas, mismos que nos impulsan a sumergirnos en ellos y nadar entre singulares plantas, corales, peces y brillantes colores.


A la edad de 18 años, Yellena viajó a Estados Unidos de Norteamérica para estudiar pintura y diseño, para finalmente radicar en Portland, Oregon, en donde los bolígrafos, tintas, acuarelas, marcadores y acrílicos le brindaron las herramientas necesarias para hacer de su trabajo artístico un espectacular mundo imaginario de formas orgánicas y líneas complejas que resultan más que provocadoras al espectador.


Asimismo, con su expresión artística, manifiesta respeto y apego al mar, así como a las especies que lo habitan, dejando en claro que el ser humano debe ser parte fundamental en los cuidados de lo que la naturaleza nos obsequia.


Por lo anterior, requerimos de maestros y profesores en educación ambiental, en donde además de conocer la problemática desde una perspectiva de activa responsabilidad, se asuma sustento crítico y científico en las formas de instruir e involucrar a los estudiantes en los procesos educativos. El desafío didáctico y pedagógico en temas de los ecosistemas resulta muy diferente de aquellas temáticas preparadas en escuelas de educación básica, que se enfocan en las implantadas y/o programadas por las instituciones educativas de cada país. El tema ambiental —correspondiente a la sustentabilidad— expresa una compleja y holística realidad, por lo tanto habrá que relacionar y vincular diversos aspectos como el deterioro del planeta con los procesos económicos, cívicos, éticos y sociales, sin dejar de observar el desarrollo de tecnologías dañinas y denunciar las perturbadas prácticas contaminantes que lamentablemente son auspiciadas por protervos gobernantes, servidores públicos y empresarios.


La sustentabilidad es un concepto que busca que los sistemas formativos y sus propiedades sean analizados en su conjunto y no sólo a través de las partes que los componen. No es únicamente un concepto científico o técnico, de ahí que sea conveniente explorar otras formas de conocer las problemáticas que afectan a nuestro planeta, diferentes a lo que nos dicta el método de aproximarnos a la realidad en las sociedades contemporáneas. En definitiva, todo ser humano es responsable de su digno actuar, así como el de imputar por las vías legales a todo aquel que afecte a la Madre Tierra.


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