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La crianza determina la salud mental infantil

La niñez y adolescencia muestran diversas afecciones emocionales como la ansiedad, depresión, frustración, Incertidumbre, problemas de sueño, ira y estrés, ocasionados por el confinamiento que trajo la pandemia.

En la conferencia Salud mental en preescolares durante la pandemia, María Teresa Monjarráz Rodríguez, especialista de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló que hay un incremento en los rasgos explosivos, específicamente en la edad de preescolar.


Los problemas de atención han crecido significativamente, al exponerse a situaciones adversas durante la infancia y su acumulación abona al deterioro de la salud mental en las personas.


Quienes son ahora preescolares, explicó, en el futuro vivirán un aumento de los problemas de salud mental, que podrían agravarse a una mayor edad, si no se les atiende con tratamientos y atención especializadas.


Monjarráz mencionó que 32 de cada 100 niños, de cero a cinco años de edad, son el reto para el Estado y la sociedad, que deben garantizar oportunidades de desarrollo, pero también el cuidado de su salud mental.


La psicóloga dijo que los preescolares están en una etapa egocéntrica, en la cual lo más importante son ellos mismos, y “el encierro les ha dificultado socializar”. En esta etapa en la que se inicia el desarrollo de habilidades de socialización y en las condiciones actuales, no lo logran. Los adolescentes están un periodo similar, ya que buscan su propia identidad, pero el confinamiento no permite relacionarse con sus pares, abundó.


Una encuesta en línea a padres de familia de 281 niños en edad preescolar (de tres a seis años), concluyen que los daños más significativos son la ansiedad, la depresión, el sentimiento de aislamiento y los problemas de atención. Así, determinó la necesidad de hacer estudios más puntuales para comparar si es significativa la diferencia entre el periodo de pandemia con otros anteriores.


La manera en que los padres de familia se orienten sobre cómo enfrentar la situación actual, será determinante con la actitud que tendrán el resto de su vida.


Vivimos la oportunidad para generar estrategias que permitan a los niños salir fortalecidos sobre las que aprenden de sus padres. Puntualizó la necesidad de acudir a especialistas en psicoterapia infantil si se detectan cambios repentinos de conducta y en el estado de ánimo, que les ocasionen problemas escolares, sociales o familiares.

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