Redactor Fernando**
Un estudio liderado por científicos del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida (MELIS) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, ha revelado que la herencia genética de una población humana primitiva extinta de Asia, los “denisovanos”, ha dejado una profunda huella en la salud mental de los humanos contemporáneos.
La investigación, publicada en la revista ‘Plos Genetics’, arroja a la luz sobre cómo la secuencia de ADN de los humanos modernos conserva variantes genéticas de origen denisovano.
Los denisovanos, son una población de humanos primitivos que habitaron el Continente Asiático miles de años atrás. Estos compartieron territorio con el Homo sapiens, lo que llevó a cruces entre ambas poblaciones. El estudio, dirigido por la investigadora del IBE, Elena Bosch, y el científico de MELIS-UPF, Rubén Vicente, se centró en una alteración en la regulación del zinc, un elemento esencial para el transporte de información hacia las células y que desempeña un papel crucial en la salud mental.
Según los investigadores, esta alteración genética en el zinc, heredada de los denisovanos, se propagó por todo el mundo, con la excepción de África. Esta variante se asocia con una mayor predisposición a diversas enfermedades mentales, incluyendo la anorexia nerviosa, el trastorno de hiperactividad, el espectro autista, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo compulsivo, así como la depresión y la esquizofrenia.
Además, el estudio sugiere que esta adaptación genética relacionada con el zinc pudo haber representado una ventaja evolutiva en la adaptación al clima frío. Los investigadores especulan que esta variante provoca un nuevo equilibrio del zinc dentro de la célula, lo que promueve un cambio en el metabolismo y, aparentemente, ayudó a los humanos a enfrentar climas hostiles.
La investigadora Elena Bosch comentó: "Este estudio nos proporciona una perspectiva fascinante sobre cómo la herencia genética de nuestros antepasados puede tener un impacto duradero en nuestra salud mental y en nuestra capacidad para adaptarnos a diferentes entornos. También destaca la compleja interacción entre la genética y el medio ambiente en la determinación de la salud mental".
Con información de: Forbes
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