Por Deborah Buiza
Se dice que lo que sale de nuestra boca de nuestro corazón procede, si esto fuera cierto ¿qué dice de ti tu corazón?
Muy frecuentemente, no nos damos cuenta de cómo es que nos hablamos, de qué palabras o expresiones utilizamos para referirnos a nosotros, a lo que hacemos, a lo que nos sucede, de qué manera externamos la interpretación que tenemos de nuestra historia y las palabras que utilizamos para compartir lo que deseamos, lo que creemos que merecemos o soñamos.
No nos damos cuenta pero nuestras palabras si van conformando nuestro mundo interno, sí hacen mella en nuestro estado anímico y sí van construyendo la realidad exterior.
¿Qué te dices de ti cuando te equivocas, cuando algo te sale mal? ¿Cómo te tratas? ¿Cómo interpretas lo que te pasa? ¿Qué es lo que te dices sobre las cosas te pasan?
El cómo te hablas sí importa, lo que te dices a ti mismo sí importa, lo que te externas (o lo que te dices en tus adentros) va configurando la imagen que tienes de ti, así que cada vez que puedas ¡háblate bonito!
Exprésate de ti mismo como lo haces de aquellos a los que amas, te caen bien o admiras, o como lo haces con aquellos a los que quieres halagar o quedar bien por alguna razón, inténtalo al menos durante un día y te darás cuenta que no es tan sencillo e incluso puedes sentirlo como ajeno o falso. No estamos acostumbrados a hablarnos bonito, a pensar bien de principio de nosotros, a expresarnos con amor o autocompasión.
¿Qué te dirías si quisieras enamorarte? ¿Qué aspectos te resaltarías para levantarte el ánimo? ¿Cómo te echarías porras a ti mismo cuando algo no va tan bien?
Y no es que promueva el falso adulamiento, el hedonismo, la autocomplacencia y el estilo de “así soy yo y qué tiene, el que me quiera que me acepte así”, sino el auto escucharnos y ajustar el volumen y el tono en el que nos expresamos de nosotros mismos, trabajar en aquellos aspectos que detectemos que necesitan mejora pero empezar por hacer un trabajo fino y minucioso por pensar y hablar bien de nosotros mismos y de lo que nos sucede.
No es sencillo darle una perspectiva distinta a la conversación o cambiar el modo en el que nos hemos estado hablando durante toda la vida pero tal vez valdría la pena si nuestra voz es más amorosa y positiva, si te alienta y te motiva, si te abraza y te acompaña.
Y tú, ¿cuándo empezarás a decirte cosas más bonitas a ti mismo?
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