Por María Esther Beltrán Martínez
Fotos: J. Carlos Santana

Málaga, España.- Una de las exposiciones anuales que se presenta en la Colección del Museo Ruso de Málaga, Guerra y paz, compuesta por 183 obras, muestra valiosas piezas artísticas que son una ventana a la cultura, la tradición y la historia de Rusia.

Los visitantes se perderán entre las obras de gran formato y la belleza que nos invitan a reflexionar sobre la guerra, que ha marcado el devenir de la historia de la humanidad desde tiempo inmemorial.
Ofrece la exposición una mirada completa desde distintas perspectivas, sobre dos polos antagónicos y esenciales de la vida. La curadora de la exposición es Evgenia Petrova.
“La creación y producción artística con tema bélico fue tan importante en Rusia que dio lugar a un género propio. En la Edad Media ya se podían apreciar, en la pintura de iconos, los motivos militares. Las iglesias y templos albergaban representaciones bélicas, como el ejército de guerreros liderados por el arcángel San Miguel, entre otros motivos de origen religioso. Cuando Rusia se convierte en Imperio, en el siglo XVIII, y se funda la Academia Imperial de las Artes de San Petersburgo, en 1757, este género resurge con nuevas corrientes e influencias artísticas”, explica Petrova.

Señala que creadores alemanes y franceses estrechamente vinculados con Rusia desempeñaron un papel destacado en la formación y el desarrollo de la escuela nacional de pintura de batallas. Entre ellos figuran Gottfried Willewalde, Theodor Horschelt, Aleksandr Kotzebue, Adolph Charlemagne, Franz Roubaud y Rudolf Frenz, destacando en el retrato militar el inglés George Dawe.
“Se puede afirmar que ya en la segunda mitad del siglo XIX, los artistas rusos, relacionados sobre todo con la escuela realista, pasaron a ocupar un lugar preponderante en este género. Las representaciones de las consecuencias nefastas de la guerra, destacando los aspectos cotidianos, son las más frecuentes durante esta época”.

Visitar esta exposición es ver la guerra a través de la plasmación plástica que ha sido objeto de atención de los artistas que, bien por encargo o por propia iniciativa, han acudido a su representación. Las más de las veces, para ensalzar las glorias y hazañas de sus comitentes, pero también para denunciar de manera gráfica sus terribles efectos, pues también dice el sabio chino que la guerra es mala por naturaleza.

Una de las grandes obras que se muestran es la del artista Malevich, cuya espectacularmente poética caballería roja vuelve a la colección del museo ruso, o el atormentado irrepetible artista que sucumbiría al alambre y a las privaciones en el sitio de Leningrado, el actual San Petersburgo.

Sin duda alguna, esta muestra señala acciones que son vividas en la guerra, como el regreso de los participantes a sus hogares, así como la situación social y económica en la que se encuentran sus familias. Además, nos deja ver la esperanza que dan los niños; así, se ven magníficas esculturas y delicados objetos como jarrones vasos y vajillas de artes decorativas que conformaban una vez más un espléndido retablo de las maravillas del arte ruso que atesoran las colecciones del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo y que ahora pueden verse en Málaga.