Los ciclones tropicales, fenómenos meteorológicos que pueden durar desde unas pocas horas hasta varias semanas, tienen la capacidad de generar destrucción masiva en su trayectoria. Un ejemplo reciente de esto es el huracán Beryl, que, aunque impresionante por su duración de más de una semana, queda lejos del récord de mayor duración registrado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Este 8 de julio de 2024, Beryl cumple 9 días de existencia. Durante este período, ha cruzado el Caribe, afectando gravemente a Granada, San Vicente y las Granadinas, y causando estragos en la Península de Yucatán, México, antes de llegar al sur de Texas, Estados Unidos, como un huracán de categoría 1. Sin embargo, el récord de mayor duración pertenece a Freddy, un ciclón tropical que en 2023 logró sobrevivir 36 días, superando al anterior poseedor del récord, el ciclón John, que duró 31 días en 1994.
Freddy se formó en las costas del norte de Australia y atravesó el Océano Índico, llegando al sudeste de África. Su prolongada existencia dejó un rastro de devastación en Malawi, Madagascar y Mozambique, causando la muerte de más de 300 personas y dejando a miles sin hogar. Además de su impresionante duración, Freddy se destacó por acumular la mayor energía ciclónica (ACE) registrada en el hemisferio sur y posiblemente en todo el mundo, un indicador basado en la fuerza del viento de la tormenta a lo largo de su vida.
Chris Veldes, miembro del comité de la OMM, señaló que la duración extraordinaria de Freddy, así como su capacidad para sortear múltiples interacciones terrestres, lo convierten en un fenómeno sin precedentes. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) explicó que Freddy logró intensificarse rápidamente hasta en siete ocasiones, algo nunca antes visto en un ciclón tropical. Esta habilidad para recuperar energía después de perderla fue crucial para su longevidad.
Sébastien Langlade, jefe de operaciones del Centro Meteorológico Especializado Regional de Australia, sugirió que una de las razones principales de la larga vida de Freddy fue su trayectoria hacia el oeste, que mantuvo al ciclón sobre aguas cálidas, esenciales para su fuerza. Por otro lado, Randall Cerveny, miembro del Centro de Investigaciones del Clima Urbano de la Universidad de Arizona, advirtió sobre la posibilidad de que en el futuro se registren ciclones aún más intensos y duraderos.
Antes de Freddy, John era el ciclón de mayor duración. Durante 31 días, desde el 10 de agosto hasta el 10 de septiembre de 1994, atravesó las cuencas del noreste, centro y noroeste del Océano Pacífico. A diferencia de Freddy, John se mantuvo lejos de zonas terrestres, aunque sus efectos se sintieron en Hawái y en el atolón Johnston, donde causó inundaciones y daños significativos.
La historia de Freddy destaca la capacidad de los ciclones tropicales para desafiar los límites conocidos y subraya la importancia de seguir investigando y preparándose para estos fenómenos extremos.
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