Un estudio reciente publicado por investigadores de la Universidad de Estocolmo ha desafiado la noción común sobre los hábitos de despertar, sugiriendo que posponer la alarma o configurar múltiples alarmas puede ser beneficioso para la salud. Esta investigación viene a desmentir creencias previas de que estas prácticas podrían ser perjudiciales para el sueño y el bienestar general.
El estudio se basó en entrevistas a más de 1,700 personas sobre sus hábitos de sueño, particularmente en lo que respecta a cómo se despiertan. Se observó que el 69% de los participantes pospone la alarma al menos una vez debido a la sensación de cansancio y la incapacidad para levantarse inmediatamente.
En una fase más detallada del estudio, se invitó a 31 personas sin problemas de sueño a pasar tres noches en un laboratorio de sueño. Solo se les permitió posponer la alarma durante la última media hora de sueño, después de lo cual debían realizar pruebas matemáticas y cognitivas, incluyendo tests de memoria.
La investigación también midió los niveles de cortisol, una hormona crucial en el proceso de despertar y que tiene múltiples funciones como el control del estrés y la regulación del azúcar en sangre. Los resultados mostraron que los niveles de cortisol eran más altos en las personas que se despertaban lentamente, pero se normalizaban rápidamente. Además, se observó que las pruebas cognitivas arrojaron mejores resultados en quienes posponían la alarma, aunque parecían más cansados.
Los investigadores concluyeron que retrasar un poco más el sueño mediante la postergación de alarmas no tiene efectos negativos sobre la calidad o cantidad del sueño. Por el contrario, permite una mejor velocidad de pensamiento al levantarse. Este hallazgo es especialmente relevante para personas que experimentan inercia del sueño, una lentitud en las primeras actividades del día debido a la sensación de falta de sueño.
Este estudio aporta una nueva perspectiva sobre los patrones de sueño y despierto, sugiriendo que pequeñas modificaciones en los hábitos matutinos podrían mejorar el bienestar y la función cognitiva diaria.
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