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Estudiantes de la UNAM construyen cohetes con tecnología 100% mexicana y apuntan al espacio

Redacción Laura

La ciencia e ingeniería aeroespacial en México dan un gran salto gracias al entusiasmo y la pasión de los jóvenes del equipo Propulsión UNAM, quienes han creado cohetes de alta potencia utilizando tecnología completamente nacional.


Nacido en 2020 en plena pandemia, este proyecto, ideado por Omar Córdova Carbajal, estudiante de Ingeniería Mecatrónica, comenzó con la simple ambición de construir cohetes usando materiales "accesibles y a la mano". La iniciativa, que comenzó con reuniones en una cochera y chats virtuales, ha crecido exponencialmente en poco tiempo.


En tres años, Propulsión UNAM pasó de fabricar cohetes de cartón a bólidos de fibra de carbono y vidrio que alcanzan velocidades supersónicas. Uno de sus vehículos, gracias a un intrincado sistema de válvulas, sensores y actuadores, puede llegar hasta 9 kilómetros de altura, como menciona Córdova Carbajal.


El equipo multidisciplinario, parte de la Asociación Aeroespacial de la Facultad de Ingeniería (AAFI), integra a estudiantes de diversas especialidades, desde Ciencias de la Computación hasta Ingeniería Mecatrónica. Cada miembro contribuye al diseño y desarrollo de los cohetes, incluyendo computadoras, protocolos de seguridad y bases de lanzamiento.


Córdova destacó que buscan triplicar su desarrollo anualmente. Su cohete de segunda generación, "Insurgente", ya logra superar los 900 km/h y ha obtenido importantes reconocimientos a nivel latinoamericano.


Pero el verdadero avance se dio este 2023 con "Xitle", el primer cohete con motor híbrido diseñado y construido íntegramente por estudiantes. Sharon Cuallo, estudiante de Ingeniería Mecatrónica, enfatiza que la construcción es "100% nuestra". Xitle se hizo con tecnologías avanzadas, desde sistemas ricos en oxígeno hasta circuitos de radiofrecuencia desarrollados con la ayuda del Instituto de Astronomía de la UNAM.


Este prototipo llevó al equipo a competir en la Spaceport America Cup en Nuevo México, donde se destacaron entre 150 representativos a nivel mundial, ganando un reconocido quinto lugar en Mejor Diseño.


Para Luis Bolívar, otro de los miembros fundadores, el sueño no solo es alcanzar las estrellas, sino desarrollar esta tecnología en México. "Queremos que esto se quede aquí", afirma Bolívar, aludiendo a la aspiración de muchos miembros del equipo de no migrar al extranjero, sino de impulsar la ciencia aeroespacial en su propio país.


Con miras al futuro, Propulsión UNAM no sólo apunta a la línea de Kármán, que marca el límite entre la atmósfera y el espacio, sino que también busca transmitir sus conocimientos a las futuras generaciones de científicos e ingenieros. El deseo es claro: que México tenga un lugar prominente en la carrera espacial global.

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