El reciente deceso de Dylan, un niño de apenas 12 años en el Hospital Materno Infantil de Guadalupe, Nuevo León, ha suscitado inquietud acerca de la posible extensión del dengue en territorio mexicano. Aunque no se ha certificado un diagnóstico preciso, se especula que la enfermedad, junto con la falta de atención médica oportuna, pudo haber sido determinante en su deterioro.
Simultáneamente, en Tamaulipas se investigan dos defunciones adicionales que podrían tener vínculos con el dengue, mientras que en Guerrero persiste un brote atípico. Según cifras de la Secretaría de Salud, a nivel nacional se han registrado 23 muertes por esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado al dengue como una de las principales amenazas para la salud mundial debido a su rápida propagación. Un estudio reciente, publicado en Nature Communications, ha evaluado la posible expansión del dengue en México y Brasil, sugiriendo que para el año 2039 podría afectar hasta el 81.5% del territorio mexicano.
Este análisis, que consideró diversas variables incluyendo el cambio climático, proyecta una propagación del dengue hacia el interior de la meseta central mexicana y hacia áreas urbanas previamente exentas de la enfermedad. Se calcula que lugares como Tijuana podrían verse afectados entre 2027 y 2030, mientras que la Ciudad de México y su zona metropolitana podrían experimentar la expansión entre 2038 y 2039.
La implementación efectiva de medidas de control de mosquitos en zonas de riesgo se presenta como una estrategia clave para contener la propagación del dengue. Acciones como la eliminación de recipientes con agua estancada, el uso de insecticidas y la adopción de tecnologías como Wolbachia, que bloquea la transmisión del virus, son esenciales para combatir esta enfermedad.
A nivel mundial, el dengue no representa únicamente un desafío para México; se han registrado aumentos en casos en varios países, destacando la contribución del mosquito Aedes albopictus, conocido como mosquito tigre, especialmente en Europa debido al cambio climático.
En respuesta a esta situación, las autoridades se mantienen en alerta, implementando medidas de prevención intensivas, especialmente en eventos de gran escala como los Juegos Olímpicos 2024. Aunque se está trabajando en la erradicación de mosquitos, actualmente su presencia no se considera una amenaza para la salud pública en la región.
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