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Escribir por encargo y equivocarse

CULTURA IMPAR

José Manuel Rueda Smithers


¿Con qué he de irme? ¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?

¿Cómo ha de actuar mi corazón? ¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra? Dejemos al menos flores Dejemos al menos cantos…

Poema Recuerdo que dejo de Nezahualcoyotl



Primero destacó como académico, luego fue un buen procurador de Justicia, aunque con muchas fallas en el manejo de su imagen, luego diputado, y por ahora consejero de la judicatura federal, Bernardo Bátiz, toda una institución entre los que se dedican a ejercer el Derecho en nuestro país, seguramente fue “usado” para publicar en el periódico La Jornada, una defensa a la ministra Yasmín Esquivel, en torno de lo que ahora todos califican como el plagio más ridículo y conocido de los últimos tiempos, con todo lo que ello representa.


Y se equivocó, sin lugar a dudas.


Lo peor de todo, es la crítica que le “recomendaron” hacer al analista Guillermo Sheridan, que fue quien destapó, justo, el plagio de tesis al que aún le falta mucho, mucho por escribirse.


Y esta Cultura Impar se permite copiar uno de los párrafos que utilizó Sheridan para iniciar su defensa que en realidad se convirtió en una verdadera revolcada a Bernardo Bátiz:

“juzga que ventilar el asunto del plagio es "un asunto mediático y mal intencionado para dañar". Es curioso que alguien que fue procurador de justicia emita una sentencia así de tajante. Es como, antes de acusar el daño que causan los ilícitos, acusar a quien lo denuncia de tener la mala intención de dañar a quien cometió el daño. Bueno. Luego juzga que "es de la Universidad de donde salió la acusación", lo que no es menos curioso: un procurador de justicia confunde a un universitario con la Universidad, falacia que les procura poca justicia a ambos, aunque mucha a su prejuicio”.


Y en casi todos los medios el denominador común es el mismo, un asunto académico que por errores comunicacionales de la 4t pasó a niveles tan fuera de control que esta ministra ya no podrá borrar hasta el final de sus días.


Y sentencia Sheridan que a Bátiz le parezca "chocante" el que “un académico se sumerja "en añejos archivos y cajas polvosas" y encuentre dos tesis idénticas. Extraña tal opinión en un procurador de justicia, cargo que supone entender qué son los archivos. O en un profesor, pues en el ámbito académico también son invaluables. No son cajas polvosas, sino esenciales fuentes de datos y reflexión. Y más aún el archivo de las tesis, como el de la UNAM, donde se guardan tanto la suya de licenciatura ("La libertad y el derecho") como las mías, y se guardan porque son conocimiento vivo y activo, no polvo”.


Sobran palabras para aplaudir una defensa ante un escrito por encargo. De esos que generalmente terminan con la credibilidad de quien los firma. Son cosa del día a día, vale decirlo, todos los medios .tal vez de todo el mundo- tienen a sus escribanos a modo para que las historias encuentren el camino por el que se quiere manipular a la sociedad en general.


“Si adquirió dimensión mediática es porque la protagonista de este problema académico particular pertenece a la más alta autoridad judicial del país, como usted sabe, pues es su subordinado. Y esto es algo que naturalmente importa a los medios”.


Había que concluir también con palabras de Sheridan, un verdadero investigador.

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