De acuerdo con un estudio multinacional, en el que participó Ecosur, sólo el 17% de los ríos del mundo no han sido alterados por el hombre.
En los últimos 50 años se redujo 84 por ciento la vida de animales y plantas de agua dulce en todo el planeta, concluyó un estudio multinacional en el que participan científicos de todos los continentes, incluyendo a mexicanos de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
La misma investigación, que reúne a 15 estudios regionales y fue publicada el 12 de mayo en la revista científica Sustainability, señala que sólo el 17 por ciento de los ríos del mundo son libres de infraestructura que afecte el régimen de caudales (free-flowing en inglés) y están dentro de zonas protegidas, lo que deja al resto de estos sistemas altamente amenazados y a las especies que dependen de ellos en riesgo.
Dentro de ese panorama de emergencia, México es uno de los países que reportó algunos datos positivos porque tiene un muy buen sistema de información de lo que pasa en cerca de 300 cuencas hídricas y ha destinado un porcentaje del agua dulce a la preservación de ecosistemas.
Entre los autores hay investigadores de las universidades de Arizona, Estados Unidos; Autónoma de Honduras; Gales del Sur, Reino Unido; Yunnan, China; Mpumalanga, Sudáfrica; así como organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Conservación Internacional y The Nature Conservancy.
“Las especies de agua dulce se han reducido en un 84 por ciento en promedio desde 1970, siendo la degradación de los ríos la causa principal de esta disminución. Como fuente de alimento de cientos de millones de personas, necesitamos revertir esta tendencia”, detalló Ian Harrison, especialista de agua dulce en Conservación Internacional.
Mientras el mundo busca establecer nuevos objetivos de conservación en la reunión del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU a finales de este año, los científicos piden a los responsables políticos priorizar la protección de ecosistemas y especies de agua dulce, e integrar mejor la conservación de tierra y de agua.
“Los ríos libres y otros ecosistemas de agua dulce naturales mantienen la biodiversidad y la cadena de suministro de alimento, el agua potable, las economías y las culturas de miles de millones de personas en todo el mundo. Por ende, su protección es crítica para mantener estos valores”, dijo Jonathan Higgins, asesor científico principal de agua dulce en The Nature Conservancy.
“Como fuente de alimento de cientos de millones de personas, necesitamos revertir esta tendencia”
DIAGNÓSTICO MEXICANO.
El río Usumacinta cuenta con un estudio hidráulico único sobre la conectividad entre el cauce principal del río, su llanura de inundación y el subsuelo.
El caso mexicano fue destacado en el estudio multinacional porque este país tiene una evaluación del desempeño de las reservas de agua establecidas en cerca de 300 cuencas. Estas reservas consisten en un volumen anual de agua destinado a permanecer en el ambiente para la protección ecológica según la Ley de Aguas Nacionales. El estudio muestra que cerca del 75% de los casos las reservas establecidas alcanzan niveles aceptables de consistencia conforme a los volúmenes teóricos a partir de métodos detallados de evaluación.
A su vez, se detalla el caso del río Usumacinta en el sureste del país en donde, con base en un estudio hidráulico único para este tipo de evaluaciones, se determinó la conectividad entre el cauce principal del río, su llanura de inundación y el subsuelo. Asimismo, se destacó la importancia de ésta para especies como el palo de Campeche o palo de tinte y la lechuguilla, que son dependientes de las inundaciones para su dispersión y establecimiento, el robalo que migra a lo largo de la cuenca y es de interés comercial, el manatí y otras especies catalogadas en riesgo tanto en México como en el extranjero.
Al respecto, Sergio Salinas Rodríguez, investigador asociado de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) adscrito al Grupo de Manejo de Cuencas y Zonas Costeras del Departamento de Ciencias de la Sustentabilidad, indicó que “el conocimiento generado en el país y el avance logrado a la fecha es invaluable porque brindan un capital que implica tanto información robusta para la ciencia y práctica de los caudales ecológicos como certeza de protección administrativa en más de 44 mil kilómetros de ríos libres con todo el potencial como instrumento de manejo del agua para la conservación y conectividad de los ecosistemas acuáticos”.
El también investigador invitado del Departamento de Manejo de Recursos Hídricos en Delft University of Technology agregó que “aún falta evaluar o validar la calidad de los caudales ecológicos en otras zonas de reserva pues no todas alcanzan el nivel de detalle ni protección del río Usumacinta. Asimismo, urgen instrumentos complementarios para garantizar la implementación de las reservas en régimen y un sistema de monitoreo socioambiental desarrollado e implementado con las comunidades rurales para evaluar su desempeño en sitio. Por otro lado, aún quedan sin protección cerca de 52 mil kilómetros de ríos libres cuya conectividad se mantiene íntegra, además de atender los casos donde la presión por el agua es significativa y que es sin duda el gran reto hacia adelante” enfatizó.
Las reservas de agua no solo representan un gran esfuerzo de conservación y transformación de la gestión del agua en México, representan también el impulso que ha propiciado la coordinación y participación interinstitucional, de la sociedad civil y académica nunca antes vista en México, y que se ha consolidado con la formación de una red a nivel nacional para el monitoreo del desempeño de las reservas de agua que ahora conocemos como REDMORA, comentó Ignacio González Mora, Subdirector del Programa Agua de WWF.
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