top of page

El telescopio James Webb detecta CO₂ y abre la puerta a la posibilidad de vida extraterrestre

Redactor: Laura

El telescopio James Webb detecta CO₂ y abre la puerta a la posibilidad de vida extraterrestre

El telescopio espacial James Webb ha identificado dióxido de carbono (CO₂) en la superficie de Europa, una luna de Júpiter, reavivando el interés en la posibilidad de vida en otros mundos de nuestro Sistema Solar.


Las recientes observaciones del telescopio James Webb han revelado la presencia de CO₂ en Europa, uno de los satélites galileanos de Júpiter cubierto por una gruesa capa de hielo que posiblemente oculta un océano global en su interior. Los depósitos de CO₂, localizados específicamente en una región denominada Tara Regio, podrían haberse originado a partir de procesos externos o haberse filtrado desde el subsuelo de la luna.


Estos hallazgos abren una serie de escenarios intrigantes. Una posibilidad es que grandes cantidades de CO₂ estén disueltas en el océano de Europa, similar a los océanos en la Tierra. Pero aún más fascinante es la posibilidad de que este CO₂ sea un subproducto de la descomposición de compuestos orgánicos, como aminoácidos.


La luna Europa no es nueva en el radar de la comunidad científica. Hace más de 25 años, la sonda Galileo transmitió fotografías detalladas de su superficie helada, mostrando "balsas de hielo", sugiriendo la existencia de un océano global bajo su superficie. Se estima que este océano podría tener una profundidad entre 80 y 150 kilómetros, conteniendo potencialmente el doble o triple de agua que todos los océanos de la Tierra juntos.


El calor necesario para mantener este océano líquido provendría de las tensiones gravitatorias que Júpiter ejerce sobre Europa. Estas fuerzas provocan intensas deformaciones en la luna, generando calor en su interior y contribuyendo a la existencia del océano subsuperficial. Esta hipótesis se reforzó cuando el telescopio Hubble detectó emisiones de vapor de agua desde el polo sur de Europa en 2012.


El magnetómetro de la sonda Galileo también ofreció pistas sobre este océano. Detectó irregularidades cerca de Europa, probablemente causadas por corrientes eléctricas en el interior de la luna, sugerentes de la presencia de agua con sales disueltas bajo su hielo.


Si bien existen otros candidatos en el Sistema Solar que podrían albergar océanos subterráneos, como Ganímedes, Encélado, y Titán, la reciente detección de CO₂ en Europa reaviva la esperanza de encontrar condiciones propicias para la vida. Las profundidades del océano de Europa podrían albergar fuentes hidrotermales similares a las de la Tierra, ofreciendo minerales y energía para posibles ecosistemas independientes de la luz solar.


Síguenos en redes sociales o suscríbete nuestro boletín informativo en nuestra página web y mantente informado.


0 comentarios
bottom of page