NOTA
Redacción ANCOP
El portal de National Geografic España, publica un impactante artículo que no puede dejarse sin compartir en todas las redes posibles. Con la pandemia que afecta al mundo, la frágil figura de un animal del campo, solitario e inofensivo, se vuelve producto de ambiciosas manos que comercian con él, sin importar consecuencias ecológicas.
El Pangolín está en el punto de mira de las entidades ecologistas de todo el mundo, que alertan de la fragilidad del estado de conservación de este pequeño mamífero, fácilmente reconocible por su armadura llena de escamas.
Y ahora los curanderos lo utilizan como milagrosa medicina que puede fácilmente -según ellos- con la pandemia del Covid, y lo hace estar en peligro gracias a esas supuestas cualidades curativas.
Sólo en España, el tráfico de especies no les es ajeno. Cada año se incautan en ese país hasta tres mil 300 especímenes de este animal. Por este motivo la ONG ha lanzado la campaña "Stop tráfico de especies" precisamente para pedir apoyos hacia una regulación que ponga freno a estos crímenes medioambientales.
Son ocho especies las que están amenazadas. De estas, dos han sido colocadas “en peligro crítico” por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), y por tanto dentro de los animales en vías de extinción.
Ante el creciente tráfico por el valor de sus escamas, lo convierte en el mamífero más afectado por el tráfico de especies, especialmente en Asia. Organizaciones internacionales de conservacionistas, alertan del declive de este animal en serio peligro de desaparecer.
En países como China o Vietnam, su carne es considerada un manjar y sus escamas son utilizadas como ingrediente de medicina tradicional para el tratamiento de remedios como el asma, el reumatismo o la artritis.
El pangolín es un animal solitario y de hábitos nocturnos. Cuando percibe una amenaza cubre la cabeza con sus patas delanteras, dejando ver únicamente su armadura de escamas.
Las escamas del pangolín son muy demandadas en algunos países asiáticos, como China o Vietnam, donde se usan como medicina tradicional para el tratamiento de remedios como el asma, el reumatismo o la artritis.
"Sabemos que entre 2010 y 2015 las incautaciones se han incrementado en número y en cantidad, con una media 20 toneladas anuales", afirma Luis Suárez, responsable de Biodiversidad Terrestre de WWF España.
Sin embargo, eso solo podría ser la punta del iceberg. El 11 de febrero de 2019 la entidad conservacionista Traffic alertó la incautación de 30 toneladas de carne de pangolín en Sabah, Malasia.
Según la UICN, en los últimos diez años la cifra de capturas anuales alcanza el millón de ejemplares.
Pero hay recuentos bastante más pesimistas: un estudio reciente de la Universidad de Sussex cuantificaba en más 2,7 millones el total de pangolines cazados en un año en Camerún, la República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Gabón, la República Democrática del Congo y la República del Congo.
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