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El jardín de las delicias


A pesar de los grandes adelantos habidos en el desarrollo del mundo, la historia de la humanidad no ha cambiado mucho, y esta obra es un testimonio de ello.


¿Por qué esta obra? EL JARDÍN DE LAS DELICIAS es considerada una de las obras más interpretada, misteriosa y atrayente de la historia del arte.


Vayamos a la mente de EL BOSCO, quien murió hace 500 años y cuya obra más famosa se expone en el Museo del Prado, en Madrid.


La pintura del holandés, realizada entre 1490 y 1510 (no existe una fecha exacta), es una visión del pasado en donde la moralidad y el diablo están en los detalles.


En el cuadro se puede observar que El Bosco incluye a personas retozando con búhos, fresas y traseros tatuados con notas musicales.


La pintura original, que es un tríptico, se cierra para apreciar la portada… Y se ve al mundo representado como una esfera transparente. Se dice que se trata de la tierra durante el tercer día de la creación, como narra la Biblia; en una esquina se puede observar a Dios con la Biblia, observando su creación.


Al abrirse, el tríptico presenta en el panel izquierdo una imagen del Paraíso, donde se representa el último día de la creación, con Eva y Adan… En el panel central se representa la locura, en su máxima expresión, y la lujuria, en donde se puede apreciar todo tipo de placeres carnales, prueba de que el hombre había perdido la cordura.


En el panel de la derecha se representa la condena en el infierno (según varios especialistas del tema) y se muestra un escenario apocalíptico y cruel, en el que el ser humano es condenado por su pecado.


La estructura de la obra, al ser un tríptico que se abre y cierra, simbólicamente muestra el principio y el fin humanos.


El principio, en la primera tabla, representa el Génesis; el Paraíso, en la de enmedio, y en la tercera el Fin, que representa al Infierno.


El pecado es lo que más prevalece como punto de unión en las tres tablas. Desde su aparición en el Paraíso, con la serpiente y con Eva, que asume la culpa principal de la expulsión del Paraíso (propio de la misoginia medieval), el pecado está presente en el mundo, pese a que se muestra como un Paraíso, terreno engañoso a los sentidos y que tiene su castigo en el Infierno.

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