A pesar de las advertencias de Dan Ariely con su tesis sobre lo irracional de nuestras decisiones, seguimos pensando que poseemos libre albedrío y plena consciencia sobre las elecciones de todos los días; incluso sobre temas tan básicos y elementales como seleccionar tu taza de café. Pero, ¿qué no cuando pides tu americano descafeinado verdaderamente te sientes en control?
Sin embargo, para mi sorpresa e indignación, investigadores de la Universidad del Sur de Australia encontraron una relación causal (de causa y efecto) entre la genética relacionada con la salud cardíaca (los genes que sabemos influyen en la presión arterial) y el consumo de café. O sea que tu amor por esa deliciosa bebida matutina es más influenciada por tu genética que por tus hábitos y entrenados gustos.
Los científicos encontraron que quienes sufren de presión arterial alta toman menos café y los que tienen elevado ritmo cardíaco prefieren que sea descafeinado. Ambas condiciones relacionadas de forma directa a variantes genéticas individuales. Aparentemente las personas no autocontrolamos la cantidad de cafeína que ingerimos, sino más bien obedecemos lo que nuestro cuerpo nos pide según mecanismos ligados a la genética, que nos limita y protege de los excesos.
Los dos investigadores australianas que publicaron estos hallazgos en The American Journal of Clinical Nutrition proponen que la cantidad de café que consumimos podría ser un indicador de nuestra salud cardíaca. En que alguien que toma mucho café es posiblemente más tolerante a la cafeína que quien toma poco, y donde una persona que no toma café o prefiere la bebida descafeinada tiene mayor susceptibilidad a padecer presión arterial elevada.
Para llegar a estas conclusiones utilizaron una base de datos llamada UK Biobank para encontrar la relación entre las variantes de marcadores genéticos asociados a la salud del corazón en más de 390 mil personas que revelaron sus hábitos de consumo de café, y empleando para hacer la asociación un método conocido como randomización Mendeliana.
Es importante conocer este tipo de estudios ya que siendo el café una de las bebidas más tomadas a nivel mundial tiene implicaciones importantes en la salud pública. Incluso ahora durante la pandemia, a pesar de los cierres de cafeterías en los prolongados encierros, se ha registrado un aumento en el consumo per cápita de café porque las personas en sus casas aprendimos a satisfacer esos placeres tan particulares por el exquisito líquido negro.
Que como diría el gran Johan Strauss II en su fantástica operetta Die Fledermaus “chacun a son gout”, cada quién a su gusto. Lo que no sabía Strauss en 1874 es que en temas de café el gusto lo deciden nuestros cromosomas… quizás si Starbucks quisiera seguir consintiéndonos debería de hacernos una prueba genética rápida antes de tomar sus individualizadas órdenes.
Moraleja, escucha a tu cuerpo. Sin duda sabe mejor que tú cómo cuidarte, lo que debes y requieres para conservar tu salud.
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