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El agua en la Luna y la Tierra: Similitudes, orígenes y potencial para la exploración espacial

Redacción Laura

Mientras el agua cubre aproximadamente el 70% de la superficie terrestre, dejando la impresión de su abundancia, el recurso vital es en realidad escaso: sólo 2 gramos por cada kilogramo de la Tierra pertenecen al agua y solamente 5 gramos de esa cantidad son agua dulce. Esta realidad contrasta sorprendentemente con recientes hallazgos sobre la presencia y formación de agua en la Luna.


Desde hace tiempo, los científicos saben que la Luna alberga agua. Pero un estudio reciente publicado en Nature Geoscience revela un mecanismo de formación de agua lunar completamente distinto al de la Tierra. A través del efecto del viento solar, que impacta sin cesar la superficie lunar desprotegida por un campo magnético, las moléculas de agua se están formando y quedan atrapadas en esférulas de vidrio. Este proceso, imposible en la Tierra debido a su campo magnético, significa que hay una producción constante de agua en la Luna, en zonas de sombra, cráteres de impacto y regiones expuestas directamente al Sol.


El descubrimiento de agua en la Luna se debió a SOFIA (Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja), un telescopio montado en un Boeing 747, que al volar por encima de la estratósfera pudo observar la luz lunar y descifrar la presencia de agua.


En cuanto al origen del agua en la Tierra, las teorías han evolucionado con el tiempo. Si bien se pensaba que el agua terrestre provenía de cometas, asteroides y meteoritos, estudios recientes, respaldados por observaciones del telescopio espacial James Webb, sugieren que el agua ya estaba presente en los discos protoplanetarios, como el de la estrella PDS70, donde se formaron planetas.


La presencia de agua en la Luna tiene significativas implicaciones para la exploración espacial. Con el programa Artemis en marcha, dirigido a establecer una presencia humana a largo plazo en la Luna, este hallazgo es crucial. La Luna, con su fácil accesibilidad, podría servir como un campo de entrenamiento para futuras misiones a Marte, permitiendo la construcción de hábitats humanos y la prueba de tecnologías y prácticas para la vida en entornos espaciales hostiles.


La exploración lunar ha tomado impulso recientemente. Después del fracasado alunizaje de la sonda rusa Luna-25, la sonda india Chandrayaan-3 aterrizó exitosamente el 23 de agosto, y su rover ya ha comenzado la misión de exploración científica.


En resumen, mientras que en la Tierra debemos ser cuidadosos con el consumo y conservación de agua, la Luna nos presenta una nueva perspectiva, no solo sobre este recurso vital, sino también sobre el potencial de exploración y colonización espacial.

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