Gustavo Lomelín C.
Hemos hablado ya de que México tiene la gran oportunidad de retomar una senda de crecimiento y bienestar pues el “nearshoring” da un potencial de al menos 94 mil millones de dólares para los próximos años, en el contexto del T-MEC. Y en efecto, muchos países del mundo ven a México como un lugar “seguro” para invertir y esto generará mayor crecimiento económico en los próximos años, pues ya nos ubican como la “nueva China”.
Hoy se tiene una perspectiva de México muy positiva, con una serie de ventajas estratégicas. La clase dirigente mundial piensa que México tiene una oportunidad de oro con fuertes flujos de inversión que le permitirán crecer económicamente los próximos años por su importancia estratégica para su cadena de valor y porque es un país confiable, productivo y muy leal en el sentido de que nunca ha robado propiedad intelectual. El potencial de México es que puede llegar a ser la nueva China porque muchas empresas de diversas partes del planeta, se quieren instalar en el país.
Sin embargo, hay dos temas que están pendientes por resolver para garantizar esa cabal confianza mundial: uno es el de la inseguridad, y evidentemente se está trabajando para combatirla.
Y el otro es el de la sucesión presidencial. Hoy el partido Morena encabeza las encuestas para el 2024, lo cual significa que cualquiera de sus dos precandidatos fuertes (Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum) ganarían la Presidencia. Sin embargo, la confianza real de la comunidad empresarial; de la inversión nacional e internacional y de los mercados financieros locales y globales se deposita en el Canciller Ebrard, quien podría llevar a México a pasar de la 15ava a la novena economía mundial.
Es decir, a los cimientos de la 4T colocados por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, seguiría la continuidad con cambio encabezada por Marcelo Ebrard para poner los siguientes pisos para alcanzar mayor crecimiento económico con creciente bienestar y mayor énfasis social para reducir la pobreza y la desigualdad en México.