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¿Cuántas veces al día deberíamos lavarnos las manos? No hay un número exacto, sino situaciones recomendadas


¿Cuántas veces al día deberíamos lavarnos las manos?

El lavado de manos ha sido tema de discusión últimamente, especialmente después de la pandemia de COVID-19. Recientemente, un titular del New York Post sobre la frecuencia de lavado entre los jóvenes ha suscitado debates sobre qué se considera una higiene adecuada. 


Según Mireia Cantero, miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, lavarse las manos con frecuencia no necesariamente indica un problema, como sugiere el término "germofobia". Cantero enfatiza que el lavado de manos es la medida más efectiva para prevenir infecciones y que su importancia quedó demostrada durante la pandemia de COVID-19. 


Las recomendaciones sobre cuántas veces lavarse las manos varían según las situaciones. Cantero menciona que es esencial lavarlas después de ir al baño, antes de comer o manipular alimentos, cuando estén visiblemente sucias, o después de sonarse la nariz. Estas prácticas cotidianas pueden llevar a lavarse las manos unas diez veces al día, un número que no es excesivo según la experta. 


Sin embargo, las estadísticas revelan que no todos siguen estas pautas de higiene. Una encuesta de YouGov Omnibus indica que una cuarta parte de los españoles no siempre se lava las manos después de usar el baño. Además, la preocupación por la higiene de manos ha disminuido desde los picos observados durante la pandemia. 


Aunque el lavado frecuente de manos es recomendable, se puede llegar a un punto en el que se convierta en un problema. Cantero advierte sobre el riesgo de dermatitis, sequedad o microheridas en la piel si se excede en la frecuencia de lavado. Además, el exceso de lavado puede indicar una condición psicológica como la misofobia, un miedo irracional a los gérmenes que puede interferir en la vida diaria de una persona. 


En resumen, el lavado de manos es una medida esencial de higiene, pero su frecuencia debe ser proporcional a las situaciones y no debe convertirse en una obsesión que afecte la calidad de vida de las personas. Encontrar un equilibrio entre la prevención de infecciones y el cuidado de la salud de la piel es fundamental para mantener una buena salud global. 

 

 

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