Nuestro México se encuentra en una encrucijada que exige una reflexión profunda y un compromiso valiente.
Se han celebrado ya varias sesiones de Parlamento Abierto sobre la reducir o no, la jornada laboral, y si hay algo que no podemos pasar por alto es que México es el país con el récord de dedicación al trabajo y, al mismo tiempo, el peor equilibrio entre vida y trabajo. Lo ha señalado puntualmente la OCDE.
Y estimado lector, creo que es un llamado de atención que no podemos ignorar: ¿Cómo hemos llegado a esta situación?
El trabajo es un pilar fundamental de la economía y desarrollo de cualquier nación, pero no debe ser un gasto de la salud y la calidad de vida de los trabajadores.
Nuestro país, lamentablemente, se ha quedado atrás en cuanto a la reducción de la jornada laboral, a pesar de las evidencias que demuestran que esta medida puede generar beneficios significativos. En lugar de mejorar, el estado de salud de los trabajadores mexicanos se está deteriorando, con una expectativa de vida cinco años menor que la de otras naciones.
La reducción de la jornada laboral no es solo una cuestión de salud, sino también de equidad. México tiene los salarios más bajos en la OCDE, a pesar de buscar el que se aumente el salario mínimo que, por cierto, ahora también se abandera también en esa que no es campaña, pero que sí lo es.
Lo cierto es que la brecha entre el tiempo dedicado al trabajo y la recompensa económica no es congruente. Es hora de que se tome en serio el bienestar de los trabajadores y se promueva una jornada laboral más corta, que permita a las personas disfrutar de su tiempo libre y dedicarse a actividades que enriquezcan sus vidas, o simplemente el disfrute de estar más en familia.
Sin embargo, la implementación de una reforma de este tipo debe ser cuidadosamente planificada. Los expertos sugieren un enfoque gradual a lo largo de cinco a ocho años, siguiendo ejemplos exitosos como Colombia y Chile. También es necesario considerar el impacto por sector y encontrar soluciones que no solo benefician a los trabajadores, sino que sean sostenibles para las empresas.
En este sentido, la voz de la comunidad empresarial es crucial. Es importante destacar que una reducción de la jornada laboral podría incentivar la contratación de personal adicional y fomentar el pago de horas extras, lo que a su vez podría impulsar la economía y mejorar la calidad de vida de todos.
Tomás Natividad, presidente de la Sociedad Mexicana del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, coincide en que la implementación de esta reforma debe ser progresiva y cuidadosamente gestionada. Esta es una oportunidad para que trabajadores y empleados trabajen juntos para construir un México más saludable, equitativo y próspero.
México está entonces en un punto de inflexión en el que debe considerar seriamente una reforma en la jornada laboral para beneficiar la salud, la equidad y la calidad de vida de sus ciudadanos.
Podríamos abrazar esta oportunidad con valentía y compromiso. Es hora de cambiar, de evolucionar hacia un futuro en el que el trabajo sea una parte importante de nuestras vidas, pero no el único aspecto que define nuestra existencia.
Quizá no hemos reparado en esto, pero, por ejemplo, en la ciudad de México, bien lo sabemos, dedicamos en promedio una hora o hasta dos en los traslados de ida y regreso para ir y volver a casa en cada jornada laboral, y esto sin duda también habría que ponerlo en la palestra, porque, también implica ya un desgaste que vamos sumando al día a día. Y bueno… Así las cosas. Hasta la próxima…
Comments