En la actualidad, nos encontramos inmersos en una rutina de multitarea constante donde adultos de todas las edades se enfrentan a una amplia gama de actividades que van desde las responsabilidades laborales hasta las tareas del hogar. En este contexto, es fundamental comprender la importancia de mantener patrones de movimiento de 24 horas para garantizar nuestra salud y bienestar. Estos patrones abarcan actividad física, conducta sedentaria y sueño, y están directamente relacionados con la reducción del riesgo de enfermedades graves como las cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, así como con la prolongación de la esperanza de vida.
Según las recomendaciones dirigidas al grupo de edad de 18 a 64 años, se aconseja dedicar al menos 150 a 300 minutos por semana a actividades físicas aeróbicas de intensidad moderada, además de realizar sesiones de actividad física intensa durante 75 a 150 minutos en el mismo período. También se recomienda incluir ejercicios de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana. En cuanto a la conducta sedentaria, es importante limitarla a un máximo de 8 horas al día, con especial atención a no superar las 3 horas de exposición a pantallas de forma recreativa. Asimismo, se sugiere evitar períodos prolongados de inactividad física y buscar oportunidades para moverse durante el día.
Para el grupo de edad de más de 65 años, las recomendaciones son similares, pero se hace hincapié en la inclusión de sesiones específicas de equilibrio y trabajo funcional dirigidas por profesionales de la actividad física, además de mantener una duración de sueño de entre 7 y 8 horas diarias.
Es crucial tener en cuenta que estas pautas son aplicables a todas las personas, independientemente de su género, situación laboral o nivel socioeconómico. Sin embargo, es importante adaptarlas en casos especiales, como durante el embarazo o en presencia de enfermedades crónicas, donde se recomienda una evaluación personalizada por parte de profesionales de la salud.
Para cumplir con estos patrones de movimiento, se sugiere incorporar pequeñas rutinas diarias como caminar en lugar de utilizar el transporte público, subir escaleras en lugar de tomar el ascensor y realizar pausas activas durante las horas de trabajo. Establecer hábitos de sueño regulares, como acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, también contribuye significativamente a mantener un estilo de vida saludable.
En resumen, al adoptar estos patrones de movimiento de 24 horas y combinarlos con hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada y la gestión del estrés, podemos mejorar nuestra calidad de vida y disfrutar de una salud óptima a lo largo del tiempo.
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