La braquiterapia consiste en radiación suministrada en la próstata y hay de baja y alta dosis.
El cáncer de próstata es una enfermedad que aparece comúnmente a partir de los 50 años y su pico máximo es después de los 65 años.
De acuerdo con las estimaciones del proyecto GLOBOCAN 2012, a nivel mundial este tipo de neoplasia es la segunda causa de cáncer y la quinta causa de muerte por cáncer en hombres.
En México, a pesar de que la incidencia de cáncer de próstata es tres veces menor que lo observado en Estados Unidos, la mortalidad por esta causa es prácticamente igual y representa la primera causa de cáncer y de mortalidad por cáncer en hombres.
Por ello, es importante que este tipo de neoplasia maligna sea diagnosticada en etapas tempranas, ya que de acuerdo con el doctor Andrew Farach, médico radio oncólogo, los pronósticos tanto de tratamiento como de calidad y expectativa de vida son mucho más favorables cuando se diagnostica en estadios primarios.
Uno de los tratamientos que actualmente se llevan a cabo con mucho éxito en el Hospital Houston Methodist para este tipo de cáncer es la braquiterapia, “la cual consiste en radiación suministrada en la próstata mediante la colocación de material radiactivo dentro de esta.
Existen dos tipos de braquiterapia que incluyen la braquiterapia de dosis bajas y la de dosis alta,” explicó el especialista. La braquiterapia de dosis baja o tratamiento de implantación de semillas permanente consiste en implantar alrededor de 100 semillas radioactivas pequeñas en la glándula prostática a través de agujas huecas utilizando la guía por ultrasonido.
“Estas semillas radiactivas proporcionan radiación continuamente, por un período de entre varias semanas a meses, y luego se vuelven inactivas y permanecen en la próstata para siempre. Si bien la técnica de implantación ha existido por décadas, los más recientes avances en la tecnología por imágenes la han hecho más eficaz,” explicó el Dr. Farach.
El procedimiento de implantación se realiza bajo sedación consciente, con el uso de agujas, los médicos pueden insertar cuidadosamente las semillas transperinealmente (el área debajo del testículo y enfrente del ano) dentro de la próstata. Este procedimiento es ambulatorio.
Por su parte, la braquiterapia de dosis alta fue desarrollada para suplementar la radioterapia externa, en el tratamiento de pacientes con cáncer de próstata de alto riesgo. Los pacientes reciben alrededor de cinco semanas de radioterapia externa, seguida de entre una a tres sesiones de braquiterapia de dosis alta. En este tratamiento, la radiación es administrada en la próstata en forma temporaria a través de isótopos radioactivos.
La braquiterapia de alta tasa de dosis se puede realizar como monoterapia en el cáncer de bajo riesgo o riesgo intermedio bajo, o como un refuerzo en la enfermedad de riesgo alto-intermedio o alto, por lo que se puede utilizar en todo el espectro del cáncer de próstata. Tanto la braquiterapia de baja como la de alta se pueden utilizar en el entorno de rescate después de una radiación prostática previa.
“Normalmente se usa como monoterapia para pacientes sin respuesta inmediata al cáncer y pueden tratarse con braquiterapia de dosis alta. Cabe señalar que los pacientes con cáncer de próstata de alto riesgo en la primera o segunda etapa tienen mucho mejor control bioquímico para recibir un refuerzo de braquiterapia, por lo que normalmente usamos braquiterapia de dosis más alta a la próstata y tenemos así una mejor oportunidad de controlar el cáncer en pacientes de alto riesgo intermedio o alto. Por lo tanto, esta opción es realmente beneficiosa,” finalizó el experto del Hospital Houston Methodist.
Ubicado en el Centro Médico de Texas, el Hospital Houston Methodist es considerado desde hace 9 años consecutivos como el número uno en el estado de Texas y en la ciudad de Houston por la prestigiosa revista U.S. News & World Report (2012-2020). En 2021, la revista Newsweek incluyó al Houston Methodist dentro de la lista de los 100 mejores hospitales a nivel mundial.
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