Redacción Amanda Toscano González ANCOP
En los últimos años y de la mano con el cambio climático, las empresas se han dedicado a convertir sus productos en bio, eco u orgánicos. Sin embargo, no siempre se ocupan de forma correcta dichos términos e incluso se llegan a confundir ya que todos son relacionados con lo “sano” y “verde”.
Según un estudio sobre el perfil del consumidor de alimentos ecológicos, quienes adquieren productos etiquetados de esta forma son el 87 por ciento pero eso no es ser responsables con el medio ambiente pues únicamente el 74 por ciento reciclan y en general son aquellos que usan menos el auto, leen los etiquetados y se preocupan por su salud.
Distintas fuentes coinciden con que lo biológico se relaciona a aquellos productos que no están modificados genéticamente, lo orgánico se asocia con lo libre de químicos y lo ecológico en lo general se usa cuando el producto mismo es sostenible.
Sin embargo, más allá del término, el consumidor debe revisar los etiquetados de cada producto pues dentro de ellos existe un sello de producción ecológica según el país y continente en el que se ubiquen, el cual garantiza que su producción al menos ha seguido la normativa.
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