Redacción: Joel Charles

Fue en el 2021 cuando la estudiante de un doctorado británica Alexia López, se encontraba analizando la luz que provenía de distintas cuásares, cuando hizo un descubrimiento que cambiaría lo que sabemos del universo.
Detectó un arco gigante, casi simétrico, de galaxias a 9.300 millones de años luz de distancia en la constelación de Bootes (el Boyero). Con una extensión masiva de 3.300 millones de años luz, la estructura es 1/15 del radio del universo observable.
Lo que descubrió López con su "feliz accidente" fue asombroso. Al mirar hacia la constelación de Bootes, un grupo de entre 45 y 50 nubes de gas, cada una asociada con al menos una galaxia, parecía organizarse en un arco de 3.300 millones de años luz de diámetro.
Según el artículo de López, es extremadamente improbable (una probabilidad de sólo el 0,0003 por ciento) que una estructura tan grande haya surgido por casualidad.
Sugiere que puede haberse formado debido a algo en la física natural del universo que actualmente no tenemos en cuenta.
Esta estructura conocida como Arco Gigante, hace que se cuestione las suposiciones básicas del universo, ya que de acuerdo a la teoría en la que se basa la comprensión del universo, la materia que hay en el espacio, debería de distribuirse de manera más o menos uniforme, sin irregularidades.
Cuando los científicos observan el universo a grandes escalas, no debería de existir ninguna alteración notable, o sea que debería de verse todo de manera pareja en todas las direcciones.
Como mencionamos, este Arco Gigante es uno de los muchos fenómenos que hacen a los científicos reevaluar su teoría sobre cómo es que evoluciona el universo, está la Gran Muralla (también llamada Gran Muralla CfA2) de galaxias descubierta en 1989 por Margaret Geller y John Huchra.
La muralla tiene aproximadamente 500 millones de años luz de largo, 300 millones de años luz de ancho y 15 millones de años luz de espesor.
Aún más grande es la Gran Muralla Sloan, una estructura cósmica formada por una pared gigante de galaxias, descubierta en 2003 por Richard Gott III, Mario Juric y sus colegas en la Universidad de Princeton.
El Arco Gigante alcanzó un significado de 4,5 sigma, por lo que aún existe la posibilidad de que la estructura sea un arreglo aleatorio de estrellas.
"Nuestros ojos son muy buenos para ver patrones. Es posible que veas iniciales en las nubes, pero esa no es una estructura real, tu mente está imponiendo una estructura sobre lo que en realidad es aleatorio", explica Subir Sarkar, profesor de física teórica de la Universidad de Oxford.
"Sin embargo, no creo que ese sea el caso en esta situación, creo que es una cadena física genuina de supercúmulos".
Si en un futuro se descubren más estructuras como estas, los científicos se verán obligados a cambiar o al menos a revisar el modelo estándar de la cosmología y no sería la primera vez.