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Al tiempo…

Por Deborah Buiza

Al tiempo…

Dicen que “el tiempo todo lo cura” y esta idea la hemos repetido hasta el cansancio como una especie de mantra o bálsamo que nos alivie un poco los raspones y heridas de la vida, pero ¿y si esto no fuera cierto? ¿Y si el tiempo pasa y no es cura, es más, cronifica?

Tal vez haya que detenernos a reflexionar un poco sobre el punto.


Si bien hay un momento en el que necesitamos parar, hacer un poco de espacio y tomar distancia para dejar que sane un poco la herida, para tomar aire, para recobrar un poco de estabilidad emocional y paz mental que nos permita recuperar un poco de funcionalidad, pasado ese tiempo necesitamos trabajar en nosotros mismos.


Puede ser verdad que con el tiempo todo puede verse diferente y a la distancia las cosas parezcan distintas, incluso se pueda encontrar un nuevo orden, una nueva ruta, pero nosotros necesitamos hacer lo que se requiera para encontrar ese nuevo orden que nos funcione, que nos permita seguir adelante y no estancarnos, atorarnos o meternos en un bucle sin fin.


Cuando el cuerpo enferma se activan todos los mecanismos internos para recobrar el equilibrio y el estado de salud. Cuando nuestra mente y nuestras emociones se “descontrolan” o “pierden el rumbo” o se enferman, ¿qué hacemos?


Podemos sentarnos a esperar que el tiempo pase y que todo sea diferente, pero probablemente nos encontremos con que todo sigue igual, porque no tomamos conciencia de lo que nos sucedió, de nuestros porqués, de nuestros errores, de lo que necesitamos trabajar para estar mejor.


Pasado el “golpe”, necesitamos tener claro qué es lo que hay que curar y que necesitamos para que alivie el dolor o la herida… qué es lo que hay que dejar de hacer para no seguir alimentando el dolor, las dudas, la incertidumbre y la herida… necesitamos ser pacientes, amables y compasivos con nosotros mismos en el proceso de recuperación.


Necesitamos darnos cuenta que no sólo es el “paso del tiempo” sino lo que hacemos durante el mismo lo que puede llevarnos a esa “curación”.


Pueden pasar mil años y uno seguir en el mismo lugar, en el espacio en el que nos rompimos, en el tiempo de la tristeza, el enojo, en la misma conciencia y resistencias internas, con las mismas creencias que nos llevaron a ese lugar y que nos mantienen ahí.

Dejar pasar el tiempo con los brazos cruzados esperando que todo cambie o mejore de manera espontánea o que una mañana te despiertes y te encuentres sintiendo y siendo distinto y en otro lugar me parece bastante arriesgado.

Y tú, ¿qué harás con tu tiempo mientras te “curas”?

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